José de las Heras es sociólogo y colaborador de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma). Pepe, como le gusta que le llamen, nació en León hace más de 70 años. Ha trabajado para la Administración del Estado, fundamentalmente para el Ministerio de Agricultura. Es uno de los muchos españoles que decidieron jubilarse a los 65 años. Pero, al mismo tiempo, forma parte de un nutrido colectivo que tras la jubilación afronta la vida con entusiasmo, ilusión y ganas.
“Se oye mucho hablar de la experiencia y del talento de los mayores, pero luego, la verdad es que no te llaman para nada”, confiesa a LA GACETA. Te tienes que buscar la vida. Él es un privilegiado. Cuando relata su día a día, la apretada agenda de Pepe dista mucho del concepto habitual de jubilado: “Doy cursos y charlas de formación. Estoy implicado en las casas regionales, donde llevo las relaciones intergeneracionales. Además, colaboro con Ceoma dando cursos sobre madurez vital e impartiendo formación para los mayores voluntarios que participan en un programa educativo para enseñar los museos a los más pequeños impartiéndoles formación”.
No para. No quiere hacerlo ni desea que otra gente como él se apoltrone. “Trabajo para que la persona mayor no se quede pasiva, dejando pasar las horas y matando el día”, sostiene Pepe. Difundir el valor de la experiencia es para él un principio y un estímulo.
Teoría y realidad
En España se estableció en 1966 por ley la edad mínima obligatoria para jubilarse a los 65 años. Aunque de facto se sitúa en los 62,5. La norma se empezó a aplicar en 1967. Más de cuarenta años después, la edad mínima se mantiene, a pesar de haber cambiado notablemente la esperanza de vida. En la década de los 70, según el INE, era de 75,62 frente a los 80,23 años actuales. El incremento de la esperanza de vida, unido a la tardía incorporación de los jóvenes al mercado laboral, implica que, si la situación no se modifica, en 2050 habrá un cotizante por cada dos jubilados
¿Qué hacer entonces? Un grupo de expertos ha analizado recientemente esta cuestión en el libro El Mayor activo. El volumen arroja importantes y atrevidas soluciones a este problema. Entre los datos que revela, se encuentra el de la tasa de dependencia total en España en 2050: se prevé que alcance el 89%, nueve personas inactivas por cada diez en edad de trabajar.
Vejez y gasto público
España destina actualmente a pensiones un 10% del PIB (8,5% en el capítulo de viudedad, y otro 1,5% en las de invalidez). Por lo que respecta al gasto social, se designa un 6% del PIB a asistencia sanitaria, un 0,7% a atención a la familia, el 2,5% a desempleo y otro 0,3% para la vivienda.
Sólo en el apartado de pensiones, la proyección del Comité de Política Económica de la UE es que lo destinado a este punto sea un 15,7%. Junto a esto, el envejecimiento de la población genera de forma autónoma un gasto del 12,4% entre 2005 y 2050.
Tres pilares
Con estos antecedentes, OCDE, Banco Mundial y FMI recomiendan la implementación de medidas para aliviar el incremento del gasto. Son tres claves, tres pilares fuertes y sólidos que podrían evitar el desmoronamiento del actual sistema de Seguridad Social: aumento en la edad de jubilación, mayor proporción entre lo cotizado y lo percibido como pensión y potenciación de los sistemas complementarios de pensiones.
De estas medidas, la que más problemas sociales podría acarrear sería la primera. Sin embargo, ya hay países, como Alemania, que han previsto un incremento gradual de la jubilación hasta los 67. La cuestión queda encima de la mesa. Sólo hace falta que los actores políticos y sociales se atrevan con este toro de lidia. El debate está servido.
La valiosa aportación de los mayores para las empresas
Enrique Arce, uno de los autores de El Mayor Activo, habla para LA GACETA de lo que pueden aportar los mayores. “Son un producto muy valioso. Gente con gran experiencia, capacidad de análisis y de sobrellevar las crisis. Es clave facilitar un trasvase de su conocimiento a la gente joven. Hay que enseñarles que lo importante no es mirar muchas páginas de Google, sino sólo las esenciales”.
Lo mismo opina José María Llorente, uno de los 900 seniors de Secot, una asociación de antiguos empresarios que aconsejan a emprendedores. “Tras la jubilación hay que llenar la agenda. Y qué mejor manera que trasmitiendo la propia experiencia a los demás”.
Javier Táuler.
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