Las empresas necesitan a la mujer “como de agua de mayo”, como señaló el pasado sábado a LA GACETA la consultora de Eurotalent Marta Romo. Y la Ley de Igualdad ha ido abriendo la brecha desde hace un año. Pero, pese a los esfuerzos, “la igualdad sigue siendo aún una tendencia en España, lejos de una realidad empresarial”, según señaló ayer el catedrático Justo Villafañe durante la presentación del primer Monitor de Igualdad Laboral (Meil), elaborado conjuntamente por Villafañe & Asociados, Adecco y el Instituto de Empresa y presentado en una jornada organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD).
El informe deja constancia del “avance” en la materia, pero insiste en que aún se necesita dar un “salto cualitativo” de la auténtica igualdad, ya que todavía es escasa la sensibilización de los directivos sobre las ventajas que trae consigo. Un dato resume esa falta de concienciación: según el Meil, persiste un bajo grado de percepción de la igualdad como ventaja competitiva, sobre todo entre lo mandos intermedios. Además, la actividad masculina sigue siendo 20 puntos más elevada que la femenina. “Todavía hoy no es una ventaja competitiva, pero lo será pronto. Y lo será cuando los directivos se den cuenta del valor de la igualdad y cuando se igualdad se convierte en uno de los valores corporativos de la empresa, porque la igualdad genera reputación y a la reputación sí son sensibles los directivos”, matizó Villafañe.
El informe ofrece claroscuros evidentes. En la parte positiva, “la igualdad salarial es casi un hecho”, dijo Villafañe. Así, la diferencia por sexos en retribución en puestos de alta dirección apenas alcanza el 2,5%, frente a los 3,2% en puestos directivos, el 1,6% en mandos intermedios, y el 1,5% en el resto; unos datos que contrastan con el 10,8% de diferencia salarial del reciente estudio de Icsa.
Pero, por otro lado, sólo el 5% de los miembros de los consejos de administración son mujeres, que ocupan apenas un 8% de los puestos de alta dirección. Además, sólo el 48% de las empresas encuestadas por el Meil reconoce contar con un plan explícito de conciliación y más de la mitad de la compañías encuestadas no difunde sus principios y políticas de igualdad, lo cual afecta a la percepción de la igualdad como fuente de ventaja competitiva.
Paradójicamente, son los altos directivos los más sensibilizados sobre la importancia de avanzar en este campo, lo cual, a juicio de la profesora del Instituto de Empresa Celia de Anca, “es positivo”, porque “si se impulsa la igualdad desde la alta dirección será más positivo y rápido”.
Villafañe recordó, en este sentido, las cuatro grandes ventajas que ofrece la igualdad: el aumento de la reputación interna de la compañía entre los empleados, la mejora de la productividad y la disminución del absentismo, la mayor responsabilidad de la empresa, y la mejor atracción y retención del talento. Y “la igualdad no sólo es cuestión de ventaja competitiva sino de ética y responsabilidad, pero hoy la conciliación sigue siendo femenina”, matizó el catedrático, partidario de la discriminación positiva para fomentar el cambio.
Por eso, “es necesario un cambio de cultura para que la igualdad como ventaja competitiva sea patente”, insistió de Anca. Pero el informe deja constancia de que la responsabilidad de conciliar sigue recayendo en la mujer. Por su parte, “el teletrabajo no acaba de entrar”, precisó la investigadora, y sólo en formación se atisba la “igualdad total”. El 24% de las empresas cuenta con un programa de mentoring, cuyas beneficiarias principales son las mujeres (54%). Pero tanto el coaching como los planes de desarrollo van destinados en su mayoría a los hombres.
Los sectores bancario, farmacéutico y energético son los más avanzados en igualdad. Por su parte, las cinco empresas top del estudio son Microsoft, IBM, Mercadona, Sanitas y Banesto.
Juanma Roca
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