Una posible solución a la entrada masiva de inmigrantes será imposible en España mientras una parte del sector agrícola se siga beneficiando del trabajo ilegal de esta fuerza laboral que llega de Africa, según Wolfgang Lutz, del Instituto Demográfico de Viena.
"Realizar sólo un control fronterizo no soluciona nada", dijo a Efe Lutz, también máximo responsable del programa de población mundial en el Instituto Internacional de Sistemas de Análisis Aplicados (IIASA) en Laxenburg, al sur de la capital austríaca.
Una relación de "empuje", dificultades en los países de salida, y otra de "tiro", posibilidades de conseguir un trabajo ilegal en el sector agrícola, son las causas de la entrada de inmigrantes en España, según Lutz, quien también es director del Instituto Demográfico.
Las soluciones para terminar con esta llegada masiva de inmigrantes provenientes de Africa sería "invertir en el país de origen, reducir los factores de 'tiro' acabando con los trabajos ilegales que mantiene el sector agrícola del sur de España y un control fronterizo", dice el demógrafo.
Un único control fronterizo no impide la llegada de inmigrantes, "como ha demostrado el caso de la frontera de los Estados Unidos con México, donde la colocación de una valla electrificada hace tres años acabó con el flujo de salida que hacía que la gente que trabajaba en Los Angeles volviese a México a los dos meses", explica.
A pesar de que en algunos puntos muy puntuales de la frontera sí se redujo el número de intentos de cruce, "estas medidas por sí solas no están asociadas con una disminución del flujo", explica Fernando Riosmena, demógrafo mexicano que trabaja en el instituto vienés IIASA.
El investigador mexicano remarcó que "el simple ejercicio de controles en la frontera es, cuanto menos, una solución limitada. Un enfoque simplemente basado en estos aspectos es limitado", además de tener unas repercusiones negativas en "la seguridad y los derechos humanos de los inmigrantes".
Riosmena recuerda que las últimas estimaciones de inmigración indocumentada efectuadas por Jeffrey Passel, del instituto estadounidense Pew Hispanic Center revelan que este movimiento va en aumento desde 2000.
En cuanto el crecimiento demográfico, una de las causas por la que las parejas de Europa decidan tener hijos cada vez más tarde (30,2 años en España) es "la poca seguridad en el mercado laboral y los trabajos precarios, parciales o ilegales, que dificultan la formación de una familia", explicó Lutz.
Agregó que la tendencia a tener hijos cada vez más tarde se observa en el número de madres potenciales que tarda más en llegar, lo que provoca un envejecimiento en la pirámide poblacional.
Lutz advirtió de que este envejecimiento de Europa ocasionará que la generación actual de veinteañeros "tenga que trabajar hasta los 75 años, aunque probablemente lo hará con la salud de uno de 65 años", si se quiere mantener el sistema actual de seguridad que el Estado proporciona en los países industrializados a los jubilados.
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