23 de diciembre de 2024
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Niñeras ucranianas, temporeras ilegales en Polonia

Niñeras ucranianas, temporeras ilegales en Polonia

Los expertos calculan que en Polonia trabajan ilegalmente como niñeras y empleadas domésticas 100.000 ucranianas, apreciadas por sus bajos sueldos e integrantes de un flujo de inmigración del Este, más allá de las fronteras de la UE.

‘Son muy honestas y muy aplicadas, porque están interesadas en vivir un poco mejor y lo que ganan en Polonia les permite elevar su nivel de vida’, opina Grazyna, una señora ya jubilada.

‘Cuando yo todavía trabajaba se ocupaban de mi madre, muy anciana y enferma, tres ucranianas que lo hacían por turno, ya que tienen visados de estancia en Polonia solo de tres meses’, añade esta mujer sobre su experiencia como ‘patrona’ de este servicio doméstico.

Cuando se termina el visado tienen que regresar y tramitar otro, pero ‘merece la pena, porque, aunque ganamos poco, ese poco es mucho más de lo que conseguimos en nuestro país, incluso en cargos de responsabilidad’, aseguró a EFE Luba, una de estas ucranianas.

Luba era jefa de la administración en una ciudad pequeña de Ucrania, pero renunció a su empleo y cargo para ganar un poco más de dinero cuidando a ancianas polacas.

Las ucranianas son una mano de obra muy buscada, porque suelen cobrar la mitad que las polacas por el mismo trabajo y sin exigir el pago de la seguridad social o de la asistencia médica, porque eso lo tienen garantizado en su país.

‘Hay ucranianas que tienen montadas auténticas empresas de servicios’, asegura Elzbieta, una empresaria polaca que no tiene tiempo para limpiar su casa.

‘Vera, Larisa y Yelena son tres mujeres de unos 30-40 años, las tres con carreras, que se dedican a limpiar las viviendas de las familias polacas que pueden permitírselo’, añade.

Tienen una organización perfecta, ya que consiguen los visados de estancia en Polonia de manera escalonada, de forma que entre la llegada de una y de la siguiente transcurre un mes y medio. Gracias a esta rotación, dos de ellas están siempre en Polonia.

‘Son conocidas por su estupenda labor, porque dejan las casas como nuevas, son muy meticulosas y limpian los cristales de las ventanas como nadie’, dice Elzbieta.

Para colmo, cobran solamente 10 zlotys (unos 2,50 euros) por la hora de trabajo y trabajan a toda velocidad, porque tienen muchos más pedidos de los que pueden atender.

La clase política ha activado la alarma ante esa demanda de niñeras, cuidadoras de ancianos, doncellas, etc., las ‘temporeras’ ucranianas, que forman parte de la economía sumergida.

El Gobierno y la oposición coinciden en que hay que resolver ese problema, de manera que satisfaga tanto a los trabajadores ucranianos, como a los polacos que necesitan sus servicios.

La demanda de mano de obra ucraniana ha aumentado de manera radical a raíz de la emigración de casi dos millones de polacos a Occidente, principalmente al Reino Unido e Irlanda, para ganar lo que en su país jamás recibirían como peones, albañiles o camareros.

Las oficinas de empleo se quejan de que, aunque el índice de paro oficial es de un 16,5 por ciento, es decir, unos 2,5 millones y medio, no consiguen cubrir la demanda de trabajo.

También las empresas españolas se han visto decepcionadas en sus intentos de conseguir polacos para las faenas agrícolas.

El gobierno polaco pidió que se centrasen en las regiones más afectadas por el paro, como la de Olsztyn, la antigua Prusia Oriental, donde el índice de desempleo es de un 30 por ciento.

Y las empresas españolas publicaron anuncios para reclutar a 500 trabajadores, con un resultado elocuente: 20 operarios.

No fueron los únicos decepcionados, ya que muchos campesinos especializados en el cultivo de la fresa tampoco pudieron recogerla por falta de mano de obra y perdieron cientos de miles de euros.

El Gobierno quiso ‘importar’ mano de obra ucraniana para labores agrícolas, pero los sindicatos polacos bloquearon la medida.

Mientras tanto, la mano de obra empieza a faltar no solamente en el campo, sino en los astilleros, donde hay trabajadores chinos, en la construcción, donde hay albañiles portugueses y en la gastronomía, donde ya predominan los vietnamitas.

Los inmigrantes exóticos no gustan a muchos polacos que, como la ultra católica y gubernamental Liga de las Familias Polacas, quieren mano de obra eslava. Otro punto a favor de la inmigración ucraniana.

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