Los ocho trabajadores del Servicio de Asistencia al Cliente de Edesa S.Coop. de Sevilla cuyo despido se hizo efectivo el pasado 28 de julio, no descartan ir a Mondragón en setiembre a realizar movilizaciones en protesta por la decisión del Consejo Rector Fagor Electrodomésticos de clausurar este centro de trabajo y trasladar su actividad a Basauri.
Los ocho trabajadores por cuenta ajena que conformaban la plantilla del clausurado centro de trabajo pretenden así «denunciar su situación ante los cooperativistas mondragoneses», en palabras de Antonio Sánchez, uno de los trabajadores sevillanos despedidos y delegado sindical de CCOO.
El cierre del centro de trabajo de Edesa/Fagor en Sevilla obecede a causas económicas y organizativas, y la decisión ha sido adoptada «ante la situación económica negativa que afecta a la empresa en su conjunto», según se les han comunicado a los trabajadores. La cooperativa ha estimado en 2267.000 euros anuales el ahorro en costes que logrará con este cierre.
Los trabajadores no daban crédito a las razones alegadas por el Consejo Rector de Fagor Electrodomésticos, y atribuían la decisión a un «exceso de soberbia y a una acción de castigo por su imperturbable y tenaz tarea de hacer que la empresa respete sus derechos, que siempre han pretendido conculcar y cercenar como queda demostrado por el método y el estilo que han guardado para comunicarles los despidos, que en nada tienen que envidiarle a los que usan los más rancios empresarios».
Antonio Sánchez, que denunció que el despedido les fue comunicado de forma sumaria y «sin más alternativa que aceptar las indemnizaciones ofrecidas», aseguraba que el centro de trabajo de Sevilla, en funcionamiento desde hace 25 años, es «económicamente rentable».
De hecho, los trabajadores no salen de su asombro ante la decisión del cierre cuando, en fecha tan reciente como el pasado 1 de junio, la empresa «trasladó las instalaciones a una nueva nave, en la que han realizado una fuerte inversión, tanto en obras de acondicionamiento como en arrendamiento». Todo ello en un centro que, según sus trabajadores, «viene desarrollando su actividad con una gran profesionalidad (basada en la experiencia acumulada por los trabajadores) y que tiene una buena cartera de clientes, aunque la empresa no haya hecho lo suficiente para aumentar las ventas pese a las constantes llamadas de los trabajadores a ello».
La plantilla de trabajadores del centro cuenta con una antigüedad en la empresa que oscila entre los 35 y 42 años y las edades de ellos entre 56 y 62 años. Al haber calificado los despidos como «objetivos e individual», han puesto a disposición de ellos «indemnizaciones, que en algunos casos, oscilan entre los 30.000 y 1.700 euros», según su representante sindical.
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