Todo el que vive en Europa occidental suele quejarse de lo caro que son las ciudades y lo repleto que van los trenes. Pero la nueva generación de trabajadores es más probable que vuele a sus centros de trabajo desde sus casas en España y Europa oriental, indica un informe sobre tendencias.
En el caso de Londres, cuando uno piensa de dónde sale la gente que viaja largas distancias para trabajar cada día, los llamados commuters, uno no piensa en Barcelona, Tallinn o Budapest.
Pero un informe que mira tendencias a futuro (Future Forum) cree que estamos más cerca de otro esquema: trabajar en España y vivir en el extranjero.
Entre las razones que están empujando a más gente a reconsiderar lo que hacen y dónde lo hacen, están el alto costo de las propiedades, lo barato de los vuelos, los esquemas flexibles de horarios de trabajo, así como los beneficios del correo electrónico y el internet.
El estudio, financiado por la empresa Thomson, señala que para 2016, más de 1,5 millones de personas estarán trabajando en un páis y viviendo en otro.
Para ellos, las paradas no serán en estaciones de metros o trenes sino en aeropuertos.
Lo que se buscará será una mejor calidad de vida en ciudades más baratas, con mejor clima y accesibles por transporte público.
El director del estudio, Frank Shaw, cree que el aumento en la cantidad de gente que cruza fronteras para ir a trabajar será también el reflejo de una disminución en trabajos con horarios fijos.
Eurostar cree que sus nuevas rutas de alta velocidad permitirán mayor cantidad de viajes.
En la economía de la información, las áreas de mayor crecimiento laboral serán las que tienen que ver con ideas, diseño y creatividad. Por lo que trabajar desde casa se hará más factible.
Según Shaw «cada vez será menos relevante dónde estés».
Es así que la tendencia apunta a que antes que escoger en qué parte de la ciudad vivir, la gente pensará en qué país vivir.
El informe también predice que el avance de la tecnología no hará más que favorecer esta tendencia.
Por ejemplo, ya se están desarrollando pasaportes electrónicos, que agilizarán la experiencia de un aeropuerto.
Incluso, muchos dejarán de usar aviones. Un portavoz de la empresa de trenes Eurostar, que conecta Londres con el continente europeo, prevé que los nuevos trenes de alta velocidad favorecerán muchísimo este estilo de vida.
Pero cuidado. Por cada sueño de una casa en el campo, hay una nube oscura en el horizonte.
Aumentos en el precio de los combustibles, nuevos impuestos a la aviación comercial y presiones para una mayor protección del medio ambiente, podrían acabar con las enormes ventajas que, por ahora, ofrecen las líneas de aviación baratas.
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