Una reforma de las leyes laborales de China podría hacer que los inversores extranjeros abandonen el país, en favor de las naciones asiáticas rivales que tienen unos estándares laborales más débiles, según señala en un reciente artículo la editora de Industria del diario ‘Times’, Christine Buckley.
El futuro proyecto de ley que está dirigido por el Congreso chino, endurecerá las leyes que impiden la explotación de los trabajadores, incluyendo las regulaciones que sobrepasan algunos estándares europeos. Este proyecto de ley está siendo presentado en un momento de malestar de la industria, en el que se ha disparado la inflación en los sueldos.
Por su parte, el experto en Relaciones Chinas de la Cámara de Comercio Británica, Keyang Wu, afirmó que «hace mucho que se necesitaba esta reforma porque China ha sido hasta ahora débil en cuanto a leyes de empleo se refiere y estas nuevas regulaciones podrían estabilizar las prácticas tanto de empleados como de organizaciones».
Asimismo, Keyang declaró que «China no puede estar en paralelo con Europa» en este sentido. Las empresas se fijan en China no sólo por los costes, sino también por su rendimiento. Si las regulaciones comienzan a afectar aesto y a su flexibilidad, entonces las empresas «se ‘mudarán’ a India, Pakistan o al Sudeste asiático», aseguró.
Las Cámaras de Comercio europeas han afirmado que la nueva ley incrementará los costes de la producción china y «forzará a las empresas a reconsiderar si hacen nuevas inversiones en otros lugares o continuan con sus actividades en China».
CAMBIOS HISTÓRICOS PARA LOS TRABAJADORES CHINOS
La nueva Ley laboral producirá la mayor conmoción hasta el momento vivida por los empleados chinos respecto a regulaciones laborales. Este nuevo proyecto consolidará la seguridad y las inspecciones en los puestos de trabajo, forzará a los empresarios a que consulten a los representantes de los trabajadores a cerca de reducciones significativas en la carga laboral e intensificarán las subidas de los sueldos mínimos. La nueva ley podría también acortar la jornada semanal de trabajo e incrementar el salario de las horas extras.
El anteproyecto de esta futura Ley fijaría la jornada laboral en 40 horas semanales, ocho horas menos que la media en Europa. También propone pagar las horas extras al doble de lo marcado hasta ahora. En algunas áreas, la jornada semanal es de 50 horas, pero los trabajadores llegan a trabajar hasta 60 o incluso más horas.
Las organizaciones internacionales temen que las nuevas leyes para los empleados no sean tan buenas, a no ser que haya una aplicación real y una vigilacia intensiva por parte de todos los sindicados de las industrias de China. Los trabajadores chinos no tienen, oficialmente, derecho a ir a huelga, pero la tendencia en disputas laborales suele resolverse a favor de los empleados.
De acuerdo con las estadísticas gubernamentales, en 1987 hubo 5.600 disputas laborales, relacionadas con problemas en los sueldos y con huelgas generales. En 2001 el número de problemas laborales se incrementó a 154.600, según la OIT. El pasado año hubo 300.000 disputas, lo que supuso un incremento del 53% desde 1987.
El pasado mes la Federación de Sindicatos de China designó abogados, un total de 670, para todos los sindicatos del país, para que den asesoramiento gratuito a los empleados que deban enfrentarse a un proceso de este tipo.
A diferencia de Europa, donde estos enfrentamientos tienen que ver en la mayoría de los casos con los incrementos en los sueldos, la mejora de las condiciones generales o en contra de los cortes o cierres laborales, las disputas en Chinas son a menudo sobre horarios que no se cumplen o sobre salarios menores a lo acordado.
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