Profesores de las Universidades Pablo Olavide de Sevilla, Pompeu Fabra de Barcelona y de la Universidad de Granada coincidieron ayer en que la reforma de las pensiones, acordada entre el Gobierno y los agentes sociales, es poco ambiciosa, y cuestionaron su eficacia para solucionar los problemas del sistema.
Estos expertos participaron en un seminario sobre la reforma del sistema de pensiones organizado por el Centro de Estudios Andaluces.
El profesor de la universidad Pablo Olavide Alfonso Sánchez sostuvo en declaraciones a EFE que la propuesta de reforma es ‘tímida y poco ambiciosa’, y además dijo que muchos cambios que recoge ya están incluidos en la legislación actual.
No obstante, valoró que con la nueva reforma se manda a la sociedad el ‘mensaje de que hay un problema’ y que el ‘futuro es complicado’, si bien insistió en que se debería ‘decir más claramente a la opinión pública que hay que tomar decisiones un poco más complicadas’.
‘Los partidos deben dejar de pelearse entre ellos y empezar a mirar al futuro de los pensionistas’ porque en un plazo no excesivamente lejano el sistema necesitará retoques sustanciales, advirtió.
En su línea de investigación para hacer más atractivo alargar la jubilación, defendió replantearse los mecanismos para incentivar que los trabajadores prolonguen la vida laboral en vez de lo contrario, y argumentó que es necesario porque las medidas que existen responden a la crisis industrial de los años setenta.
También se mostró partidario de cambiar las condiciones del mercado de trabajo porque ‘si hubiera más empleo para personas mayores y las ofertas fueran mejores sería más fácil trabajar más tiempo’.
El profesor de la Universidad Pompeu Fabra Sergi Jiménez afirmó que la reforma es ‘otro intento fallido’ porque ‘apenas hace nada y apenas va a servir para nada’, ya que, en su opinión, se necesita una reforma más ambiciosa.
Se refirió a un estudio en el que trabaja para detectar las pensiones de invalidez falsas y cifró en torno a un treinta por ciento las que están ‘en situación poco rigurosa’.
Su estudio también ha puesto de manifiesto que se produce un acercamiento en las edades de jubilación de los dos miembros de una pareja, aunque tengan diferencia de edad, lo que se conoce como retiro conjunto, y también se constata que cuando se retira el hombre si tiene mala salud la mujer también se retira mientras que eso no pasa al revés.
Según el profesor de la Universidad Pompeu Fabra, retrasar la edad de jubilación no tiene un efecto importante en el sostenimiento del sistema público de pensiones y abogó por cambiarlo y por tender a la implantación de un sistema mixto.
Ese modelo consiste en hacer un reparto distinto de las aportaciones de los trabajadores al sistema, de forma que una parte se destine al sistema actual y otra se vincule al trabajo (pensión ocupacional), además de complementar todo esto con un sistema privado de pensiones.
El profesor de la Universidad de Granada Francisco Lagos dudó de que la reforma consiga la eficacia que pretende en el sentido de retrasar la edad de jubilación y alertó de que puede conducir a otro problema porque desaparece la redistribución entre generaciones.
Explicó que estas conclusiones se extraen de un trabajo experimental que desarrolla y que consiste en sentar a los sujetos en un laboratorio con un mecanismo de incentivos parecido al sistema de pensiones actual y a partir de sus respuestas estudian su comportamiento y analizan sus preferencias y las medidas que pueden ser más eficaces para el sistema.
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