Gracias a la hora en la que se juega el partido del mundial de Alemania entre España y Ucrania, se van a perder cerca de dos millones de horas de trabajo.
El hecho de que el partido se dispute a las tres de la tarde, da lugar a la solicitud de permisos para poder acudir a los bares cercanos para poder ver en directo la retrasmisión del partido y, en el peor de los casos, a la ausencia a las «bravas» para poder visionarlo.
Según la experiencia de mundiales anteriores, la productividad de las empresas se ve afectada durante estos días. La posibilidad de no ir a trabajar para ver las trasmisiones de los partidos pasa por la mente no sólo de los empleados de menor categoría, sino también de los de mayor jerarquía.
Las empresas buscan la forma de no ver afectada la productividad, sin coartar la fiebre por la fiesta futbolística. De hecho el unirse a la celebración puede mejorar el ambiente de trabajo, propiciar la comunicación entre empleados que a lo largo del año no mantienen más contacto que un saludo, y en especial sirve a los empleadores para conocer más a su «equipo» de trabajo.
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