España se incorporó ayer a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), formada ya por 118 países, y participó por primera vez en una reunión de grandes donantes del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR).
El Consejo de la OIM, que se reúne esta semana en Ginebra, aprobó ayer por aclamación la solicitud de adhesión de España como miembro de pleno derecho, junto a la de Islas Mauricio, después de que el Gobierno español solicitara formalmente su adhesión el pasado 26 de mayo.
Sin embargo, «el proceso de entrada comenzó hace unos ocho meses y para acabar con éxito el Parlamento español ha tenido que dar su preceptiva autorización», explicó el embajador de España ante las Naciones Unidas en Ginebra, Juan Antonio March.
A su juicio, la incorporación española forma parte del «proceso de normalización de la presencia del país en las organizaciones internacionales» y muestra «la confianza del Gobierno en el multilateralismo como una herramienta eficaz».
De hecho, precisamente ayer tuvo lugar en Berna la primera reunión de grandes donantes del CICR -los quince países que aportan más de 10 millones de francos suizo (6,5 millones de euros)- en la que participó España.
Igualmente, a inicios de año España también participó por primera vez en la reunión de grandes donantes del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
«La realidad española ha cambiado mucho en los últimos años y es necesario que el país adecue su relación con las instituciones internacionales de acuerdo con esa realidad», apuntó March.
En nombre del Gobierno español, el embajador agradeció a los miembros del Consejo la acogida y aseguró que España «ya es una democracia madura» y ha pasado de tener una renta per cápita de $ 8.000 en 1974 a $ 25.000 en 2005.
En ese periodo, los trabajadores en el sector agrícola han pasado de suponer el 20 por ciento de la población activa al 5 por ciento y, por contra, en el de servicios han aumentado del 20 % al 68 %.
«Fruto de esos cambios, hemos pasado de ser un país de origen de migraciones a ser uno de destino, lo que transforma la sociedad y ofrece enormes oportunidades para el país», apuntó March.
El principio rector de la OIM, con más de cincuenta años de vida, es que «la migración de forma ordenada y en condiciones humanas beneficia a los emigrantes y a la sociedad».
Por ello, trabaja para organizar mejor los flujos migratorios, fomentar la comprensión de las cuestiones relacionadas con esos movimientos de personas, alentar el desarrollo social y económico a través de los mismos y velar por el respeto de la dignidad humana y el bienestar de quienes se trasladan.
Creada en 1951, como organización intergubernamental para realojar a personas desplazadas, refugiados y emigrantes europeos, la OIM ha ido desarrollándose hasta abarcar una amplia variedad de actividades de gestión de la migración en todo el mundo.
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