La última cornada. Y la definitiva. El fabricante de Lois, el mítico vaquero de la marca del toro, ha presentado esta semana en el juzgado un ajuste laboral cuyo alcance es todavía mucho más dramático de lo que temían los sindicatos.
La firma plantea 654 despidos y el cierre de ocho centros de trabajo; entre ellos, los tres de producción de la Comunidad Valenciana y el de Daimiel, en Ciudad Real. La medida supondrá reducir la plantilla de 913 en 654 personas. O lo que es lo mismo, supondrá que en apenas dos años el personal del grupo Sáez Merino habrá pasado de 1.600 a 259 empleados. Y es que, como se recordará, en 2004 ya dejó sin empleo a 542 personas y otras 160 han abandonado voluntariamente la compañía.
Es el salto definitivo de la producción a la comercialización. La última batalla perdida ante el gigante asiático. Una actuación que es comprendida por la patronal textil valenciana y repudiada por los representantes sindicales.
El presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (Ateval), Javier Aparicio, se mostró, en declaraciones a LAS PROVINCIAS, poco optimista sobre el futuro del sector. Quizás la realidad está dando demasiados reveses a las esperanzas empresariales.
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