La inmigración en España ha frenado el descenso de los casos de tuberculosis, ya que el 35% de los afectados son población extranjera, mientras que hace 10 años los inmigrantes contabilizaban el 5% de los casos, según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Este organismo explicó en un comunicado que en grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, que son a su vez polos de atracción para muchos inmigrantes, alrededor del 15% de los casos que se están detectando en estos momentos corresponden a personas que, o bien han importado la enfermedad de sus respectivos países, o bien la ha contraído en España por las precarios condiciones de higiene y de salud en que muchos de ellos viven.
El neumólogo del Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria y miembro del comité de expertos de tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), José Antonio Caminero-Luna, indicó que "en países como Alemania o Francia, donde el sida no ha tenido ni tiene el impacto que en España, pero en los sí hay en cambio un mayor porcentaje de población procedente del Tercer Mundo, la inmigración es, como en España, el "principal factor que les está impidiendo controlar sus tasas de tuberculosis, que son muy inferiores a las que se dan en España".
Concretamente, en España se están registrando en estos momentos unos 12.000 enfermos nuevos al año (en torno a 25 casos por cada 100.000 habitantes), lo que supone una incidencia tres veces superior a la media de la actual Unión Europea. Por ello, los neumólogos están convencidos de que las autoridades sanitarias españolas "no deberían cerrar los ojos de la realidad y actuar con los mismos criterios preventivos que ya se han puesto en práctica en otras naciones europeas".
En este sentido, Caminero-Luna aboga por potenciar estrategias de intervención sobre estos colectivos, "ofreciéndoles fácil accesibilidad al sistema sanitario y efectuándoles al ingresar en el país una serie de sencillas pruebas diagnósticas que faciliten, y no dificulten su integración".
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