El Senado de EEUU tiene previsto votar la construcción de un muro en la frontera sur, una de varias medidas contra la inmigración ilegal que han provocado divisiones en las filas republicanas en el Congreso.
Se prevé que el proyecto de ley sobre la construcción de un doble muro de más de 1.126 kilómetros en la frontera con México sea llevado a votación entre esta noche y mañana, sábado.
Si sufre cambios en su texto final a través de enmiendas, esto obligaría a la Cámara de Representantes -que ya había aprobado la medida el pasado día 14-, a permanecer en sesiones este sábado, para poder enviarla al despacho del presidente, George W. Bush.
El Congreso, muy probablemente transformado tras los comicios del 7 de noviembre, reanudará una breve sesión transitoria después de esa fecha, por lo que la reforma migratoria tendrá que esperar hasta el próximo año.
Si el Congreso aprueba el muro este fin de semana, sería su único logro concreto en materia migratoria, pese a que ambas cámaras aprobaron sendos proyectos que nunca fueron armonizados debido a la polarización del asunto.
Mientras tanto, no está claro si el líder de la mayoría republicana del Senado, Bill Frist, permitirá la votación de al menos dos enmiendas en este proyecto de ley, tal como pretenden varios demócratas y republicanos.
Una de esas enmiendas tiene que ver con un plan de trabajadores para el sector agrícola, que sufre pérdidas en las cosechas debido a la escasez de mano de obra barata, ocasionada a su vez por el recrudecimiento de la vigilancia en el borde fronterizo.
Presionado por sus correligionarios en la Cámara Baja, Frist primero apoyó la reforma migratoria, pero luego insistió en que antes había que reforzar la seguridad fronteriza.
La llamada 'ley del muro' a lo largo de los estados fronterizos con México, es tan sólo una de varias propuestas contra la inmigración ilegal que el Congreso, dominado por los republicanos, intentaba aprobar antes de empezar el receso pre-electoral este fin de semana.
La Cámara de Representantes aprobó la semana pasada varios proyectos de ley que recrudecen el combate contra los inmigrantes indocumentados, pero estas medidas hacen frente a un futuro incierto en el Senado debido a divisiones partidistas.
Además de autorizar la construcción del muro, los republicanos aprobaron que la Policía tenga competencias migratorias; para la deportación de pandilleros y criminales indocumentados, y para la penalización de la construcción, financiación y uso de túneles en la frontera común.
Esas propuestas forman parte de la estrategia electoral de los republicanos, que para contentar a su base conservadora, intentan proyectar una imagen de dureza contra la inmigración ilegal y una inquebrantable determinación para sellar la frontera sur.
El Senado ya había aprobado en mayo pasado una reforma migratoria integral como la que ha solicitado la Casa Blanca, que incluye un programa de trabajadores huéspedes, una vía para la legalización de ciertos indocumentados, y una mayor vigilancia de los sitios de trabajo y en la frontera.
Algunos senadores republicanos que respaldaron el proyecto de reforma, entre ellos el influyente Arlen Specter, han advertido de que el problema de la inmigración ilegal en EEUU no admite soluciones a medias.
El proyecto de ley del muro ahora ante el Senado autoriza, pero no asigna fondos para su construcción, por lo que algunos activistas pro-inmigrantes señalan que la medida es más simbólica que 'sustancial'.
Se calcula que el muro costaría al menos 2.000 millones de dólares.
En todo caso, un proyecto de ley paralelo sobre gastos para la seguridad nacional -que el Congreso aún no ha aprobado-, incluye 1.200 millones de dólares para reforzar la vigilancia fronteriza.
La oposición demócrata, y grupos afines, volvieron a señalar hoy que el muro sólo agravará la inmigración ilegal y que los republicanos anteponen sus ambiciones electorales a la necesidad de corregir el sistema inmigratorio.
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