El insólito caso ocurrió en La Plata, Argentina. La víctima trabaja como repartidor y contó que el supermercado Wal Mart le impidió el acceso por “su parecido físico” con el líder de Al Qaeda. Un repartidor de patatas fritas denunció que le prohibieron la entrada al supermercado Wal Mart de La Plata, por "su parecido físico" con Osama Ben Laden, informaron fuentes judiciales y policiales.
Se trata de Germán Oscar Brufani, de 52 años, quien trabaja como repartidor de la empresa de productos de copetín Pepsico Snacks, motivo por el cual solía realizar entregas al hipermercado Wal Mart, de origen estadounidense.
En octubre de 2004, según consta en la denuncia que tramita la fiscalía número 1 de La Plata, el hombre terminó de realizar una descarga de paquetes en Wal Mart, en la periferia platense, y al dirigirse a buscar las facturas, la jefa de planta le dijo que no
podía entrar más al predio del hipermercado.
"Pensé que era una broma y empecé a reírme, pero le pregunté el motivo. Le estoy hablando en serio, usted no puede entrar más al establecimiento, me aseguró", explicó Brufani en declaraciones periodísticas.
El 15 de agosto último nuevamente intentó ingresar en la tienda, pero "en la portería me volvieron a decir que tenía la entrada prohibida. Me tuve que volver con la carga".
Brufani vive en Quilmes junto a su esposa y sus seis hijos, tiene una barba larga gris, similar a la de Ben Laden, pero el repartidor aclaró que "por lo menos en la cara" no se parece al líder terrorista.
En la denuncia por presunta discriminación se acusa a la jefa de planta del citado hipermercado norteamericano, Graciela Aguirre.
"En ningún caso he querido emular al mismo (Ben Laden), ni cometer cualesquiera actos agraviantes; téngase en cuenta que la barba la poseo desde mucho tiempo antes de que el referido terrorista haya hecho aparición pública en el teatro internacional", detalla la denuncia presentada con el patrocinio de los abogados Roberto Rubio y Guillermo Pellegrini.
Los letrados adelantaron que realizarán una denuncia similar ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
Brufani relató que en varias oportunidades, para conservar el trabajo, "contraté a una persona para que entrara manejando, mientras yo me escondía. Nunca me sentí tan mal, tenía que actuar como si fuese un chorro".
"Después empecé a ir con mi hijo; yo me seguía escondiendo, aunque es difícil ocultar semejante barba. Incluso un día los de portería le dijeron a mi hijo, si viniste con tu papá, él no puede ingresar", explicó.
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