Aunque ellas están en el punto de mira, la delgadez de las modelos no es la única que puede contribuir a la anorexia. Basta con pasearse por una calle y mirar escaparates y las tallas de los maniquíes. No pasa en general de la 36. Para el Instituto Nacional de Consumo, estas figuras también podrían coger algún kilo de más en fábrica.
No son de carne y hueso. Son cuerpos esculturales fabricados en fibra de vidrio o polietileno. Maniquíes que miden algo más de 1,75 metros y algunos calzan tallas mínimas, hasta una 34. Están por todas partes, se exhiben en miles de escaparates. Por eso, el Instituto de Consumo ha dado la voz de alarma. Estos muñecos también influyen en las jóvenes.
Los fabricantes lo saben y han tomado buena nota. Aseguran que desde hace algo más de un año, sus diseños han cambiado. Sus obras de arte pesan unos kilitos más. Además, las tiendas también demandan maniquíes que superen la talla 34.
Ellos, los maniquíes, no pasan por la báscula, pero lo cierto es que también deben proyectar una imagen de salud y belleza.
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