Un total de 115 trabajadores de una empresa que trabajaba para una operadora de telefonía están implicados en un fraude a 350 personas, en su mayoría de edad avanzada, a las que engañaban para cambiar de compañía. Iban a sus casas y les daban de alta sin que lo supieran falsificando incluso sus firmas. Por cada alta cobraban una comisión. La compañía Auna, comprada por ONO, fue quien subcontrató los servicios de esta empresa y también se ha querellado.
A Emilia le engañaron, accedió a cambiar de operador telefónico creyendo que no suponía ningún cargo. Como ella, hay más de 300 usuarios afectados. Los imputados llegaron incluso a falsificar las firmas de sus clientes. Emilia Serra explica que "esto no se hace. No hay que engañar a nadie".
Hay 115 comerciales acusados. Trabajaban para una empresa subcontratada por Auna, ya absorbida por ONO. La multinacional asegura que desconocía el fraude y ha interpuesto también una querella. La Guardia Civil ha detectado más de 350 contratos irregulares. Y es que los imputados cobraban más cuantos más clientes conseguían.
La portavoz de la Guardia Civil, Carmen López, asegura que "el perfil de las víctimas son personas de edad avanzada y extranjeros". El fraude podría superar los ocho millones de euros y los investigadores creen que el número de usuarios afectados podría ser mayor.
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