Hace dos meses, Christy Light, ejecutiva de una editorial de Estados Unidos, y otros 50 compañeros de su empresa tocaron tambores durante 90 minutos para mejorar el trabajo en equipo.
Las sesiones de tambor son el intento más nuevo para estimular la colaboración laboral. De las clases de montañismo en los 80 a las mesas de futbolín de los 90, los empleadores han invertido en juegos, deportes al aire libre y otras actividades grupales con la esperanza de lograr una mayor cohesión de sus equipos.
Tras el estallido de la burbuja de Internet, muchas empresas se alejaron de las actividades de diversión para enfocarse en los fundamentos de sus negocios. Pero algunos empleadores continúan probando clases de cocina, de baile y hasta de construcción de aviones de papel para motivar e inspirar a sus empleados.
Sus defensores dicen que esas actividades pueden poner sazón a reuniones que suelen ser aburridas y estimular a los empleados a pensar más en el trabajo en equipo.
Las clases de tambor surgieron como una opción popular porque son interactivas, simples de organizar y no exigen que los participantes tengan talento o experiencia. Los empleados se reúnen en un salón, seleccionan sus tambores y repiten los ritmos indicados por los maestros.
"Es muy entretenido, todos tienen la oportunidad de participar y da un tono de alta energía al resto de la reunión", dice Clare O'Boyle, directora de entretenimiento de Jack Morton Worldwide, una agencia de marketing de Interpublic Group.
Uno de los grupos que lidera las sesiones de tambor en Estados Unidos es Drum Café International, una sociedad creada en Sudáfrica. Aviva Nash, directora general de Drum Café New York, dice que el tamboreo, además de estimular el trabajo en equipo, muestra a los participantes que pueden alcanzar metas ambiciosas al escuchar a los otros miembros del equipo y trabajar en conjunto.
Algunos consultores de gestión dudan de que tocar un tambor pueda tener valor, más allá del puro entretenimiento. "No va a cambiar la cultura o la personalidad de alguien en el largo plazo", dice John Putzier, director general de FirStep Inc., una consultora de gestión que ayuda a empresas a mejorar el desempeño de los empleados. "Creo que es una experiencia válida sólo porque puede romper la monotonía de una reunión".
Robert Kelley, profesor de la escuela de negocios de la Universidad Carnegie Mellon, dice que muchas veces estas actividades no están relacionadas directamente con la cultura del entorno laboral o la actividad profesional de los participantes. "Lo que recomiendo es que las empresas desarrollen actividades que estén ligadas a lo que realmente hacen", afirma.
Pat Galagan, editora ejecutiva de la American Society for Training & Development, una asociación de recursos humanos de Estados Unidos, dice que los empleadores que buscan mejorar el trabajo en equipo están invirtiendo más en cambios ligados al trabajo, haciendo, por ejemplo, modificaciones en las oficinas para facilitar la colaboración entre el equipo u ofreciendo bonos asociado al desempeño grupal.
De todos modos, muchos de los que ya probaron las sesiones de tambor dicen haberlas disfrutado. Light, directora de negocios de Meredith Corp., editorial que entre otras revistas publica Ser Padres, dijo que participar de la sesión con sus colegas ha permitido que tengan el recuerdo de una experiencia agradable que compartieron. "Es un tema de conversación que siempre podemos evocar y decir, 'lo hicimos juntos'", concluye.
Por Erin White
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