El director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España, Juan Felipe Hunt, y la coordinadora nacional del IPEC en Nicaragua, Berta Rosa Guerra, presentaron esta mañana en la Casa de América de Madrid la cuarta fase de su Programa 'SCREAM' (Defensa de los Derechos del Niño a través de la Educación, las Artes y los Medios de Comunicación) y los resultados de la fase anterior, que durante todo un año ha servido para trabajar en la concienciación contra el trabajo infantil, centrándose además en el apoyo a los miles de menores que se emplean en el vertedero de basura conocido como 'La Chureca', en Managua (Nicaragua).
Según explicó Hunt durante la presentación, y aunque las cifras de explotación laboral infantil han descendido de forma sustancial en los últimos cuatro años –pasando de 250 millones de menores trabajando en todo el mundo a 218 millones, y del 16,1% en Iberoamérica al 5%– éstas 'siguen siendo cifras muy importantes contra las que hay que luchar'.
Por su parte, la coordinadora de 'SCREAM' en España, Lorena Rodríguez Briscoe, explicó que los resultados de la tercera fase del proyecto han sido muy positivos, iniciándose un programa piloto de recaudación de fondos para invertir en formación y apoyo a docentes para concienciar a los jóvenes sobre el problema del trabajo infantil, y a los propios menores, para que abandonen el trabajo y regresen a la escuela.
En esta nueva fase 2006-2007 en España, adelantó Briscoe, se ampliará la campaña de charlas a profesores de todos los centros CAP de la Comunidad de Madrid, se realizará un festival de teatro y se llevarán a cabo 'Tardes de cine' para visionar las creaciones realizadas por jóvenes escolares que participan en la iniciativa.
Además, en Managua tendrán lugar cinco talleres de teatro en las escuelas Acahulica, Wisconsi, Padre Fabreto y Quincho Barrilete, y se ampliará la campaña de recaudación de fondos para el Programa en 'La Chureca', continuando con las tareas de formación a los niños ex-trabajadores del vertedero. Hasta ahora se ha conseguido el retiro y la recuperación de más de 600 niños de este vertedero.
Guerra, que coordina en Managua el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT (IPEC), agradeció en este sentido esta contribución de los niños españoles para los menores nicaragüenses, y sobre todo el cariño y el apoyo, más que económico, que los niños del basurero reciben desde España. El trabajo infantil es un problema muy extendido, no sólo en Nicaragua, sino en toda Centroamérica. La meta es acabar con las peores formas de explotación laboral de niños en 2016 y de este fenómeno antes de 2020.
UNA INFANCIA ENTRE DESECHOS
En Managua y otras ciudades centroamericanas miles de niños y adolescentes sobreviven en situación de extrema pobreza en las inmediaciones de los vertederos municipales. Son 'recolectores' o 'guajeros', que trabajan muchas horas recolectando desperdicios aprovechables que después venden, en condiciones 'de absoluta desprotección y expuestos a enfermedades e infecciones transmitidas por insectos, roedores y gusanos que viven entre la descomposición de estos basureros'.
Además, sufren la violencia y los abusos por parte de personas adultas que les explotan, mientras recuperan materiales como plásticos, vidrios, metales, papel, tela, cartón, colchones o utensilios de cocina, que muchas veces ellos mismo utilizan para construirse sus pequeñas viviendas cercanas al vertedero.
'La Chureca' es el vertedero más grande de Managua y el 88% de los menores que cada día pasan muchas horas en él presentan problemas respiratorios, el 62% sufre de parásitos y un 42% tiene problemas cutáneos, según datos de un estudio de OIT-IPEC realizado en el año 2000. Además, los menores están desnutridos, con retrasos de crecimiento y de desarrollo intelectual y muchas complicaciones de salud.
Todos ellos son víctimas directas de la pobreza y del crecimiento acelerado y desordenado de las grandes urbes como resultado de la migración interna de estos países en busca de nuevas fuentes de trabajo. El resultado son comunidades, como ésta de 'La Chureca', de niños y jóvenes que se instalan en los vertederos y basureros de la periferia para sobrevivir 'entre desechos'.
INJUSTO E INACEPTABLE
Según recordó Berta Rosa Guerra, 'es muy importante que los niños y jóvenes de todo el mundo tomen conciencia de que la situación de estos niños de Managua, y la de otros muchos que trabajan explotados en el mundo y no tienen infancia, es algo injusto, y todo lo injusto es inaceptable', a lo que añadió que, 'lo más grave' es que la mayoría de estos niños, y en concreto los de 'La Chureca', 'ni siquiera son conscientes de que están siendo explotados, porque nunca han conocido otra cosa y lo ven de forma natural'.
En 'La Chureca', hasta ahora, los niños 'no sabían que tenían derechos, como el resto de los niños en todo el mundo, o que podían ir a la escuela', agregó Guerra. Ahora, y gracias al apoyo de niños de países como España, 'se sienten arropados y apoyados y empiezan a saber que ellos deben ser los verdaderos protagonistas del cambio que deben producirse para acabar con este fenómeno'.
Sin embargo –agregó Guerra– 'no puede hablarse de erradicación del trabajo infantil sin conseguir la erradicación de la pobreza, que es la causa fundamental de que estos menores deban trabajar para ayudar a sus familias, con escasos ingresos'. Muchos ellos han comenzado ya, gracias al apoyo del IPEC, a recibir clases de apoyo y formación de refuerzo para recuperar su año escolar o para adaptarse, con mayor edad de la establecida, a cursos que no les corresponden y que no han podido cursar por su situación laboral.
'Estos niños se olvidan de que lo son, de soñar, de fantasear, porque no saben que tienen derecho a ello', señaló Guerra tras agradecer los actos de 'solidaridad y apoyo' –que no de caridad, dijo– de países como España.
Tras ello, tres representantes del Colegio Bernadet de Madrid le hicieron entrega de un cheque simbólico con la recaudación obtenida durante las actividades realizadas el pasado curso escolar –partidos de fútbol, teatro y representaciones, venta de camisetas, etc–, que se suman a otras donaciones privadas al Programa realizadas, entre otros, por la Fundación Adecco, Alcampo, o la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Antonio María Claret de Sevilla.
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