El avance del VIH/SIDA está provocando una reducción del crecimiento económico y laboral en los países más afectados, amenazando sus esfuerzos por reducir la pobreza, crear empleo, en especial para los más jóvenes, y combatir el trabajo infantil, alertó hoy un nuevo informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
El informe "VIH/SIDA y trabajo: evaluación mundial, impacto en niños y jóvenes, y respuestas 2006" dice que unas 36,3 millones de personas en edad de trabajar viven con VIH/SIDA, la mayoría en África al sur del Sahara.
Además, el informe advierte que la epidemia causa una reducción en la creación de trabajo que causa la pérdida de un millón de nuevos empleos anuales en los países más afectados, si se considera cual sería la situación en caso que el VIH no estuviera presente.
El informe utiliza un modelo que captura el impacto del VIH/SIDA sobre el crecimiento de la economía y el empleo en 43 países con una presencia de más de 1 por ciento de VIH/SIDA sobre los cuales había disponibles suficientes datos. De esta manera fue posible calcular el costo anual para la economía mundial por la reducción en el crecimiento del empleo.
El informe dice que entre la población en edad de trabajar hay 24,6 millones de participantes en la fuerza laboral con VIH/SIDA, a quienes además hay que sumar otras 11,7 millones de personas que viven con el virus mientras realizan una actividad productiva, con frecuencia mujeres en el hogar.
Algunos datos
En 43 países fuertemente afectados por el VIH/SIDA la epidemia causó una reducción de un promedio de 0,5 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento económico cada año entre 1992 y 2004, lo cual a su vez afectó en 0,3 puntos porcentuales el crecimiento del empleo.
Entre estos países, 31 del África al sur del Sahara perdieron en promedio 0,7 puntos porcentuales en su tasa de crecimiento económico anual, y de 0,5 puntos porcentuales en el crecimiento del empleo. Esto produjo un déficit de 1,3 millones de nuevos empleos anuales, de los cuales 1,1 millones se perdieron en África al sur del Sahara.
El impacto de la epidemia es especialmente severo para los niños y jóvenes cuyas vidas, esperanzas y futuro se han deteriorado directa o indirectamente a causa del VIH/SIDA. En todo el mundo hay unos 2,3 millones de niños que viven con SIDA y se calcula que unos 15 millones han quedado huérfanos.
Y cuando los niños de los países más afectados alcanzan la edad de trabajar, enfrentan una severa carencia de oportunidades de empleo. El desempleo de los jóvenes considerados en edad de trabajar es dos o tres veces más alto que el de los adultos.
Esto los hace más vulnerables a la pobreza, pero el informe además destaca que aumenta el riesgo de exposición al VIH para un gran número de jóvenes desempleados en zonas empobrecidas.
Los jóvenes son afectados por la mitad de todos los nuevos contagios con VIH. Cada día, entre 5.000 y 6.000 personas entre 15 y 24 años se contagian con el VIH. En 2005 más de tres millones de participantes en la fuerza de trabajo en todo el mundo estaban parcial o completamente incapacitados para trabajar a causa de afecciones relacionadas con el SIDA, y las tres cuartas partes vivían en África al sur del Sahara.
El 41 por ciento de los participantes en la fuerza de trabajo mundial que viven con VIH son mujeres, y en África al sur del Sahara la proporción aumenta a 43 por ciento. El informe aborda en forma especial el caso de niños y jóvenes y el enorme impacto que la epidemia tendrá sobre la fuerza laboral del futuro.
El SIDA en los niños trabajadores
Con frecuencia los niños empiezan a trabajar cuando son demasiado jóvenes debido a que necesitan una fuente de ingresos ya que sus padres están enfermos o han muerto. El trabajo infantil los hace vulnerables, les roba el derecho a la educación y los puede llevar a emplearse en ocupaciones que pueden causar su propio contagio con VIH.
Esto, a pesar que existen una serie de instrumentos internacionales ampliamente ratificados que si fueran aplicados con vigor podrían conducir a la erradicación de las peores formas de trabajo infantil, y limitar el acceso de los niños al trabajo para mantenerlos en las filas de la educación obligatoria.
Una evaluación rápida realizada en Zambia en 2002 reveló que el VIH/SIDA podría haber incrementado el número de trabajadores infantiles entre 23 y 30 por ciento. Un estudio realizado en Uganda en 2004 demostró que más de 95 por ciento de los niños de hogares afectados por el SIDA estaban involucrados en algún tipo de trabajo.
El 16 por ciento de los niños trabajadores, en su mayoría niñas, tenían jornadas tanto de día como de noche. Por otra parte, es más común que las niñas permanezcan en casa cuidando padres enfermos o hermanos menores, y de esa manera abandonen la educación.
El nuevo informe de la OIT también destacó que las niñas están en mayor riesgo de ser abusadas sexualmente y de contraer VIH en sus trabajos, particularmente en la prostitución y otras formas de explotación sexual.
La falta de oportunidades de trabajo decente puede llevar a mujeres y hombres jóvenes a trabajar en condiciones precarias o sin regulación. Hay mayores riesgos de contraer el VIH cuando esas condiciones los exponen al virus.
Diversos estudios han demostrado que la mayoría de los hombres y mujeres que viven de la industria del sexo comenzaron cuando eran adolescentes o recién comenzados los 20.
Estos factores están relacionados con los datos más recientes según los cuales la mitad de los nuevos contagios con VIH afectan a los jóvenes. Por otra parte, la mayoría de los contagiados no saben que tienen el virus, en especial en las zonas más empobrecidas.
Superación de la pobreza
"Las pérdidas de la fuerza de trabajo por mortalidad, las enfermedades y la falta de acceso a tratamiento antirretroviral atentan contra la capacidad de los países más afectados para superar su pobreza", dice el informe.
Agrega que el futuro de la fuerza de trabajo está amenazado por el fuerte impacto de la epidemia sobre los niños, ya que puede convertirlos en trabajadores infantiles y afectar su capacidad para conseguir empleos productivos cuando alcancen la edad para trabajar.
El informe reconoce que ha habido avances en el acceso "deplorablemente retrasado" a los tratamientos antirretrovirales, pero destaca que es necesario adoptar medidas "de fuerza" para incrementarlo aún más, y pide que el lugar de trabajo sea considerado como una "puerta de entrada" importante para avanzar en esa dirección.
Si no hay un mayor acceso a estas terapias podría registrarse un aumento de las pérdidas en la fuerza de trabajo a causa de la mortalidad acumulada como resultado del impacto del VIH, de los 28 millones calculados en 2005 a 45 millones en 2010, más de 64 millones previstos para 2015 y casi 86 millones para 2020.
El informe considera que el acceso a la terapia podría reducir hasta en 14 por ciento las 17,3 millones de pérdidas en la fuerza laboral que se han previsto entre 2005 y 2010. "Se pueden obtener importantes beneficios del acceso obligatorio a las terapias antirretrovirales, incluso cuando y donde las tasas de continuación tiendan a estar en el nivel más bajo del alcance esperado", dice el informe (las tasas de continuación reflejan la proporción de personas tratadas que continúan tratándose de un año para otro).
"La posibilidad de evitar entre una quinta y una cuarta parte de las potenciales pérdidas a la fuerza de trabajo debería ser un incentivo importante para considerar al lugar de trabajo como una puerta de entrada importante en la promoción del acceso universal a las terapias antirretrovirales".
La OIT está comprometida con estrategias a largo plazo para la eliminación del trabajo infantil, la preparación de los jóvenes para su ingreso al mercado de trabajo y la elaboración de estrategias nacionales para reducir el desempleo juvenil.
En principio, la remoción de los niños del trabajo infantil requiere generar medios alternativos para la creación de empleos, el aumento de la productividad laboral y el aumento de los salarios de los jóvenes, así como asistir a la actual generación de niños para que puedan fortalecer sus capacidades laborales con miras al futuro.
En muchos casos, la juventud desempleada no puede ser reemplazo para el trabajo infantil, pero el potencial para reorientar la demanda de trabajo de los niños hacia los jóvenes es una prioridad que requiere ser atendida y examinada.
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