"Licenciado con postgrado en cooperación, alta capacidad de gestión, experiencia demostrable, idiomas…". Másters y cursos especializados tratan de responder a una creciente demanda de trabajadores muy cualificados en el tercer sector.
Hace unos años, cuando una ONG convocaba una reunión de trabajo solía hacerlo en fin de semana para garantizar la asistencia de voluntarios y colaboradores. Hoy en día, las reuniones se hacen en horario laboral y buena parte de los asistentes son profesionales, remunerados o voluntarios.
Lo que parece una anécdota refleja los cambios en la última década del tercer sector, el no lucrativo pero que representa el 6% del Producto Interior Bruto y a casi 250.000 entidades. Sólo en las organizaciones que aglutina la Coordinadora de ONG para el Desarrollo (CONGDE), trabajaron alrededor de 40.000 personas, entre voluntarias y remuneradas, en actividades de cooperación durante 2004.
Al tradicional perfil del trabajador en las ONG, asociado principalmente con profesiones como trabajador social, psicólogo, médico o monitor de tiempo libre, se unen nuevas demandas de perfiles vinculados al de la gestión de empresa, principalmente para departamentos técnicos, administración, marketing y, en menor medida, comunicación.
Pero las ONG no se conforman con perfiles procedentes de la empresa privada, sino que también demandan una especialización para un sector con unas características diferenciadas. Y así lo han captado buena parte de las universidades españolas, de institutos de formación y de organizaciones que se especializan en ofrecer cursos de capacitación.
La CONGDE recogía, en un documento publicado en 2004, más de 30 cursos de postgrado y másters relacionados con la cooperación y la gestión de Entidades No Lucrativas, en su mayoría impartidos en universidades. La sección de Formación de Canal Solidario mantiene una media de alrededor de 150 cursos programados.
El salto de la empresa a la ONG
El pasado mes de septiembre, durante el VI Congreso de Fundraising celebrado en Barcelona, María Bertagnolli, responsable de selección de Recursos Humanos de Médicos sin Fronteras (MSF), reconocía las dificultades que tenía su organización para encontrar una persona capaz de hacerse cargo del puesto de responsable de Fidelización de Socios de la entidad.
“La mayoría de los que contestan a nuestros anuncios proceden del mundo empresarial, (…) acostumbrados a sueldos más altos y posibilidades de carrera, y esto en una ONG es más difícil”, señala Bertagnolli.
Pero por pedir que no quede. El pasado mes de noviembre, Médicos sin Fronteras publicaba en varios medios una oferta de trabajo para cubrir el puesto de director de comunicación, solicitando un perfil que en poco se diferenciaba al de las ofertas publicadas por las grandes empresas.
A la demanda de un licenciado en Ciencias de la Comunicación, con master o curso de postgrado, se añadía “experiencia demostrable, de un mínimo de 3 años, en puestos de dirección o coordinación de equipos de Comunicación, en instituciones, ONGs…”, además de varios idiomas y experiencia en el trabajo con organizaciones del ámbito humanitario.
Pero las dificultades para encontrar el perfil que demandan las ONG también se deben al desconocimiento que todavía existe del tercer sector como ámbito para el desarrollo profesional y la concentración de la oferta de empleo en Madrid y Barcelona –más de la mitad de las ofertas de trabajo remunerado difundidas en el portal HacesFalta.org corresponden a estas dos ciudades.
Claro que si alguien se acerca a este sector con el objetivo de mantener un alto nivel de vida, que se olvide. El último informe de la CONDDE retrataba así el perfil medio de las personas que trabajan en una ONG: mujer, entre 25 y 45 años, con estudios universitarios y con un salario base de entre 1.000 y 2.000 euros mensuales brutos.
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