El Presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, anunció recientemente la decisión de la entidad de conceder en el futuro sus créditos de apoyo y financiación sólo a los proyectos e infraestructuras que respeten "plenamente" las normas fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)).
Wolfowitz comunicó esta decisión durante una reciente reunión en Washington con funcionarios sindicales internacionales, donde aseguró que los proyectos que se financian anualmente por un valor de alrededor de 8.000 millones de dólares (6.100 millones de euros) quedarán también ahora incluidos dentro de las nuevas exigencias, que están destinadas a garantizar los derechos de los trabajadores a sindicación y negociación colectiva, no discriminación en los lugares de trabajo y lucha por la erradicación del trabajo infantil y forzoso.
"Ésta es una importante medida que apunta en la dirección adecuada y nos complace que el Banco Mundial haya aceptado ahora nuestra propuesta", señaló en este sentido el secretario general de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), Guy Ryder. "Con ello se refuerza la importancia de los derechos fundamentales de los trabajadores dentro de la economía mundializada y se demuestra que las demás instituciones financieras y económicas también deben ceñirse plenamente a esas normas".
La Corporación Financiera Internacional (CFI) –sección del Banco Mundial destinada a los préstamos privados– aplica desde mayo 2006 ese mismo criterio. Para ello, la delegación sindical se reunió con el vicepresidente ejecutivo de la CFI, Lars Thunell, para discutir la aplicación de las normas laborales.
Formando parte de la delegación sindical se encontraban representantes de 35 países, incluida la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), y las Federaciones Sindicales Internacionales y la Comisión Sindical Consultiva (CSC). Sus integrantes participaron durante tres días en reuniones a fin de discutir la repercusión de los programas de esas instituciones sobre trabajo decente y condiciones de trabajo.
La delegación sindical destacó durante sus exposiciones las "graves incoherencias" existentes en el trato que el Banco Mundial hace de las normas fundamentales del trabajo y de otras cuestiones laborales. Entre ellas, se habló de un informe que el Banco Mundial presentó el mes pasado ante el Gobierno de China donde el Banco aconsejaba a dicho Gobierno "no tomar en serio" las normas internacionales del trabajo.
La delegación sindical recordó a los representantes del Banco que en China "están teniendo lugar numerosas violaciones del derecho de sindicación" y que ésa es una de las razones por las que en ese país "va creciendo la desigualdad". Al consentir que China, un importante cliente del Banco, evite prestar atención a las normas fundamentales del trabajo, "el Banco contribuye a que se sigan violando dichas normas".
La delegación señaló asimismo las negativas repercusiones de los préstamos exteriores de China, que se hacen sin tener en cuenta las normas sociales ni ambientales y, en ciertos casos, incluso poniendo en práctica algunas formas de trabajo en condiciones de servidumbre.
En este sentido, Ryder criticó al Banco Mundial y al FMI por "continuar utilizando su publicación 'Haciendo negocios' como parangón para su política de asesoramiento y condiciones por país con respecto a la reforma del mercado laboral". En esta publicación, dijo, "prácticamente se considera que todas las formas de reglamentación laboral –como las horas de trabajo, los salarios mínimos, el preaviso de despidos masivos y la protección contra prácticas discriminatorias– son impedimentos para hacer negocios".
Por su parte, Wolfowitz coincidió en la idea de que "se debería revisar la metodología de la publicación 'Haciendo negocios', especialmente en lo referente a la discutible propuesta de que el despido fácil de los trabajadores se considere un elemento positivo de la reglamentación comercial" y se comprometió a examinar el informe de China reconociendo que "es inaceptable cualquier sugerencia en el sentido de que no sea necesario que China respete los Derechos Humanos básicos".
Tanto los representantes del FMI y el Banco Mundial coincidieron en la necesidad de trabajar junto a la OIT y a otros organismos especializados de la ONU en iniciativas de 'coherencia política', con el fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio propuestos hasta 2015. Además, se unieron también a la condena de los sindicatos sobre la corrupción, considerándola "un impedimento para el desarrollo", y se refirieron al papel que los sindicatos pueden desempeñar para destapar la corrupción y combatirla.
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