1. Llegar tarde.
Es bastante obvio, pero se puede interpretar que llegamos tarde porque no nos interesa el trabajo. Lo conveniente es estar unos quince minutos antes de la hora definida. Este tiempo nos da la oportunidad de repensar lo que vamos a decir, rever notas y generar una buena primera impresión.
2. Ser descortés con quien nos recibe.
Ser desagradable con la recepcionista, o con la persona que nos abre una puerta, puede llevar a cualquiera a pensar que somos difíciles de tratar. Justamente, secretarias y recepcionistas suelen ser los ojos de las empresas, y en muchas oportunidades, personas a las que se les pide opiniones.
3. Responder con “clichés” y frases hechas.
¿Qué se puede interpretar de semejante actitud? Que somos uno más del montón, sin nada que nos diferencie. Es bueno en estos casos preparar respuestas potenciales para evitar caer en lugares comunes. Un ejemplo típico es la frase: “Soy un perfeccionista y espero mucho de mi mismo”.
4. No hacer preguntas.
La actitud de no preguntar nada en una entrevista puede recibirse como: “no me interesa su compañía”. Una entrevista laboral es una conversación de a dos que permite establecer si el entrevistado es la persona para la compañía y también si la compañía es la correcta para la persona que se postula. Por eso se aconseja utilizar a la entrevista para obtener información posible sobre la posición en cuestión.
5. Responder con preguntas.
Un momento clásico de este error es, frente a una pregunta del tipo “¿Qué nos puede contar sobre Ud,?”, responder “¿Qué le gustaría saber?”. De esta manera, transmitimos la idea de que no tenemos nada especial para ofrecerle a la empresa. Sin dudas, este momento representa una oportunidad para que el postulante lleve la conversación hacia áreas en las que pueda brillar, centrándose exclusivamente en lo profesional y evitando caer en “yo nací en tal o cual lugar”.
6. Usar un lenguaje desubicado.
Utilizar un vocabulario fuera de lugar simplemente pondrá en evidencia nuestra falta de profesionalismo y ayudará a que nuestro interlocutor piense: “Si así es en una entrevista, como será en el día a día”.
7. Hablar mal del jefe anterior.
Si el postulante terminó su relación laboral anterior en malos términos con su jefe, lo mejor es evitar el tema o presentar la relación desde algún punto de vista positivo. En definitiva, no conviene presentar temas negativos en la entrevista.
8. Pedir que la empresa no hable con algún ex empleador.
Si solicitamos algo así, estamos claramente diciendo: “tengo algo que ocultar”. Quizás la alternativa sea evitar al ex jefe y brindar como referencia a alguna otra persona que haya trabajando con nosotros en nuestro anterior empleo.
9. Exagerar.
Un entrevistador con experiencia identifica fácilmente datos falsos o exagerados. Conviene difundir calificaciones y otros méritos con equilibrio. No es necesario ser “el mejor”, basta con ser “el mejor” para este puesto en este momento.
10. Olvidar decir “gracias”
Y quedar como un maleducado. No agradecer al entrevistador por su tiempo puede representar un terrible cierre incluso para la más espectacular entrevista.
Los comentarios están cerrados.