Intentan evitar el ingreso en prisión por el accidente que costó la vida a 10 trabajadores

La empresa Construcciones Arranz Acinas, a la que pertenecían los diez trabajadores fallecidos en un accidente laboral en Burgos el 13 de enero de 2005, negocia con representantes sindicales y familiares de las víctimas en un intento de evitar el riesgo de ingreso en prisión de varios imputados.

Fuentes de negociación aseguraron a Efe que se han mantenido varias reuniones en las que se han aproximado algo las posturas, aunque en este momento las conversaciones se han bloqueado.

Según dichas fuentes, discrepancias económicas y sobre la calificación de los hechos impiden por el momento un acuerdo entre la empresa Arranz Acinas y los representantes de las familias de varios de los trabajadores fallecidos en el accidente de la calle Sauce y de uno de los dos que resultó herido.

Representantes de la empresa, de los sindicatos UGT y CCOO y el letrado que representa a la familia de otros dos trabajadores fallecidos han venido manteniendo una serie de reuniones en un intento de llegar a algún tipo de acuerdo.

Fuentes de la Fiscalía aseguraron que estarían en disposición de aceptar el acuerdo siempre que lo respalden todas las partes implicadas.

Aunque se han producido aproximaciones en la negociación con Arranz Acinas, desde la acusación consideraron que la posibilidad de un acuerdo parece remota en este momento, dadas las diferencias económicas entre lo que la empresa ofrece y las aspiraciones de los familiares, aunque también por el cambio de calificación de los hechos que pretende la empresa.

La oferta de Arranz Acinas es indemnizar a los familiares por encima de lo que probablemente podrían obtener en un procedimiento judicial y alcanzar un acuerdo por el que los imputados serían condenados a penas que no conllevaría su ingreso en prisión.

El último auto del juzgado que instruye este asunto señalaba como imputados a siete responsables de la empresa constructora y de dos mutuas de seguridad.

El accidente se produjo el 13 de enero de 2005 en los bajos de un inmueble de la burgalesa calle del Sauce que los empleados de Arranz Acinas utilizaban como vestuario y como almacén de maquinaria y combustible.