El envejecimiento progresivo de la población española generará en el futuro una falta de mano de obra que obligará al mercado de trabajo a ser más flexible, a no prescindir de los mayores de 50 años y a promover la jubilación voluntaria más allá de los 65.
Estas son las principales conclusiones del estudio "El trabajo más allá de los 50", elaborado por la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) en colaboración con la Consejería de Empleo y Mujer de la Comunidad de Madrid.
Política prioritaria
El estudio, presentado por el director técnico del proyecto, Alberto Fernández Caveda, plantea que, debido a la evolución demográfica y social, "la prolongación de la vida activa es una prioridad política de los países avanzados".
En el año 2020, cuando el envejecimiento de la población se junte con la jubilación de los trabajadores de la llamada generación baby boom (1948-1964), provocarán una falta de mano de obra que obligará a buscar a los trabajadores fuera del país, advierte el informe.
De hecho, en 1920, el 5,7 por ciento de la población española tenía más de 65 años; en 1940 ese colectivo representaba el 6,5 por ciento del total; en 1960, el 8,2 por ciento; en 1981 alcanzaba el 11,2 por ciento; en 2003 llegaba al 17 por ciento, pero en 2020 será del 19,5 por ciento, y en 2040, del 28,2 por ciento.
En su informe, CEOMA defiende la no discriminación de las personas en el mercado laboral a partir de los 50 años y asegura que para solucionar el déficit de población activa es necesario aprovechar la experiencia acumulada de aquellas personas que quieran seguir trabajando todavía más allá de los sesenta y cinco años.
Asimismo, recomienda reformar el marco normativo para regular la jubilación (edad, tasa de sustitución, flexibilidad), promover las políticas de empleo y reglas que eviten la discriminación de los trabajadores mayores de 50 y mejorar la empleabilidad de este colectivo con formación continua adaptada.
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