El Departamento de Justicia estadounidense y el regulador del mercado (SEC, Securities and Exchange Commission) están investigando al grupo alemán de ingeniería Siemens por el escándalo de sobornos y desfalcos detectado hace meses y valorado en unos 420 millones de euros.
Según el diario británico 'Financial Times', el Departamento de Justicia centra su investigación en posibles transgresiones de la legislación estadounidense, mientras que la SEC realiza una pesquisa de carácter informal. Estas iniciativas suponen una nueva dificultad para Siemens, cuyos directivos se pusieron en contacto con las autoridades estadounidenses en cuanto estalló el escándalo. Aún así, la Fiscalía de Munich es la que dirige el caso y ha interrogado a destacados ex directivos de la compañía, con colaboración de las autoridadades de Italia, Liechtenstein y Grecia.
Siemens, que cotiza en Estados Unidos desde 2001, dice cooperar con el Departamento de Justicia y la SEC, y haber contratado una firma independiente, Debevoise, para investigar las posibles irregularidades cometidas en el país.
La Justicia estadounidense podría encontrar indicios de delito en el pago de sobornos en el exterior, conforme a lo estipulado por el Acta de Prácticas de Corrupción en el Extranjero. Mientras, Siemens sostiene que la compañía es en este caso víctima de una posible irregularidad, y no sospechosa, ya que, de haberse cometido algún delito, fueron los empleados y no la corporación los autores.
Esta semana, un ejecutivo de la compañía sugirió que el actual consejero delegado de la compañía, Klaus Kleinfeld, y su antecesor en el cargo en la época del escándalo, Heinrich Von Pierer, estaban al tanto del entramado de sobornos al que estaba siendo sometido el conglomerado industrial por parte de la consultora saudí Beit Al Etisallat.
De demostrarse que son ciertas dichas acusaciones, que Siemens niega, la compañía podría ser excluida de todos los negocios en el sector público en los cerca de 200 países en los que opera, según publicó el diario norteamericano 'The Wall Street Journal', que tuvo acceso a las declaraciones de Michael Kutschenreuter, uno de los ejecutivos implicados.
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