Más de cuatrocientos mil trabajadores utilizan diariamente para pagar el almuerzo un vale que le proporciona su empresa. La utilización de estos vales de comida, aunque sin llegar a los niveles de otros países europeos, se ha extendido ampliamente en España; y ahora, las empresas quieren abrir este mercado con más competencia y nuevos operadores.
En concreto, su propósito es potenciar el uso de tarjetas de pago específicas, junto con los medios en papel que existen ahora. Así, CEOE y diversas asociaciones empresariales se han dirigido al Ministerio de Economía y Hacienda para plantear cambios en el proyecto de reglamento del IRPF que está en tramitación, de modo que se contemple expresamente la posibilidad de utilizar el dinero de plástico para pagar la comida, sin perder por ello los incentivos fiscales de los tickets.
La utilización de vales de comida está regulada en el reglamento del IRPF, como sustituto de los comedores de empresa. Tanto la norma vigente como el nuevo texto de Hacienda –recientemente sometido a información pública– sólo hacen referencia al uso de “vales de comida o documentos similares”, y no se menciona ni a las tarjetas ni otros medios electrónicos de pago. Así, no habría duda de que el pago está exento del IRPF, mientras sí que podría llegar a considerarse pago en especie el realizado con tarjeta
Curiosamente, la doctrina emitida por Hacienda sí ha reconocido la posibilidad de emplear tarjetas-comida. Diversas consultas de la Dirección General de Tributos señalan que “será admisible la utilización de tarjetas de pago”, siempre y cuando cumplan los mismos requisitos del papel: que sean emitidas de forma nominativa, que sólo se usen en de hostelería, o que no se pueda reembolsar su importe. Estas explicaciones de Tributos, sin embargo, han quedao ensombrecidas tras la aparición del nuevo reglamento del IRPF, donde no se han equiparado las tarjetas y los tickets.
Las empresas creen que es insuficiente la autorización tácita de Tributos. Como no aparece en la norma claramente recogido se produce “una situación con dudas fiscales, que producen un entorno poco deseable para el desarrollo de la competencia en este mercado, y para todos los intervinientes en el mismo, incluyendo a la propia Hacienda”, según sostienen los defensores de la tarjeta de pago específica.
Escaso éxito
Tales dudas explicarían el escaso éxito que han tenido las tarjetas-comida que se hay en el mercado. Las empresas no terminan de estar seguras de si la utilización de tales tarjetas tendrá los mismos beneficios que los vales –ver información adjunta–. Además, según sus defensores, la utilización de tarjeta-comida mejoraría la gestión de estos gastos por parte de la empresa, le supondría menos costes, y permitiría un mejor control de este dinero, incluso a efectos fiscales.
Las empresas, además, defienden un incremento apreciable en la cantidad que Hacienda permite para sufragar la comida de sus empleados, sin que tenga consideración de pago en especie.
El proyecto de reglamento lo eleva a 8,5 euros diarios, desde los 7,81 euros actuales. CEOE propone llevarlo hasta los 10 euros; otras empresas defienden llevarlo a 11 euros, para actualizar la cuantía con la inflación acumulada desde 1999, que fue la última vez en que se revisó dicha cifra.
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