El director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España, Juan Felipe Hunt, apostó ayer por situar el trabajo decente o digno como elemento de sostenibilidad 'clave' en las sociedades de todo el mundo y "esencia" de las estrategias globales para luchar contra la pobreza tanto a nivel nacional como internacional.
En su opinión, una de las principales aspiraciones de los ciudadanos es "tener un empleo decente que les permita vivir con dignidad", y que incluya una remuneración justa, unas condiciones laborales mínimas, seguridad, igualdad de oportunidades, protección social y libertad de organización y expresión en el lugar de trabajo.
Durante su intervención en el 'Foro Soria 21', que se inauguró ayer lunes por séptimo año consecutivo en esta ciudad castellanoleonesa, Hunt destacó que el trabajo en estas condiciones "es la clave del desarrollo de los Estados". Para ello la OIT ha lanzado una campaña de objetivos estratégicos que trata de implantar este trabajo decente en todo el mundo, ya que esta meta está muy ligada a la consecución de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas.
A ello se debe unir la creación de nuevas oportunidades de empleo para hombres y mujeres, el respeto universal a los DD.HH., la extensión de la protección social a todos los empleados y el aliento y fomento del diálogo social.
En su opinión, "progreso económico y progreso social deben ir a la par", porque éste "es un equilibrio necesario". Así, hacer que se respeten los derechos fundamentales "es más que un objetivo en sí mismo, y es clave para responder a las aspiraciones vitales de todas las personas". "Es un desafío global", puntualizó Hunt.
GLOBALIZACION INJUSTA
El trabajo decente, insistió Hunt, consiste en conseguir no ser discriminado en la sociedad y tener voz en el lugar de trabajo y en la comunidad. "Es un medio para garantizar la dignidad humana", recalcó.
Como 'obtáculos' para su consecución Hunt se refirió a la globalización injusta, que lleva a que en países de África y Asia más del 90% de la población que trabaja lo haga en la economía informal, o que 6 de cada 10 empleados en América Latina trabajen también en puestos de la economía no declarada.
Además, la mayoría de ellos, especialmente en países en desarrollo, no están cualificados y viven en la inseguridad, siendo explotados. El 50% de la población que trabaja en el mundo subsiste con menos de 2 dólares diarios. "Y el futuro no es muy halagüeño, porque la mayoría de ellos no tiene acceso a ningún tipo de protección social", agregó Hunt.
"El trabajo decente es una fuente de dignidad personal y social, de estabilidad familiar y del entorno, y una fuente de paz y credibilidad", agregó Hunt, que señaló que éstos son aspectos que se olvidan fácilmente. "Si el trabajo no se desarrolla en condiciones de dignidad el ambiente social será de incertidumbre y precariedad, especialmente en las clases medias, que son un elemento estabilizador clave en épocas de crisis", dijo.
Como propuestas, la OIT lanza una batería de soluciones basadas en valores. Así, Hunt se refirió a valores como el de la lucha contra la pobreza: el principal obtáculo para alcanzar el trabajo decente. "La pobreza es el principal obstáculo para la prosperidad de todos", recordó.
También apuntó valores como la solidaridad entre los pueblos del mundo, la equidad, para una globalización justa y que beneficie a todos, o la dignidad, porque "el trabajo digno es el mejor instrumento para salir de la exclusión, la pobreza y la precariedad" y con ello alcanzar un desarrollo "equitativo y sostenible" real.
"El trabajo decente va más allá de la dimensión personal: alcanza la realización moral, física y emocional de la persona, el reconocimiento de uno mismo y de la sociedad y se convierte en un puente de una dimensión trascendental para relacionarse con el entorno en el que cada uno se desarrolla", concluyó.
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