Los emprendedores se sienten igual de desprotegidos ante el riesgo que el resto de la gente, según un estudio llevado cabo por la Olin School of Business de la Washington University en St. Louis. Lo que diferencia a un emprendedor es, sin embargo, el gran grado de autoconfianza que desarrollan. Esa confianza, apuntan los responsables de este estudio, les hace vencer su incertidumbre y lanzarse a la aventura de montar una empresa.
Un estudio dirigido por la profesora de estrategia Anne Marie Knott de la escuela de negocios Olin , asegura que la autoconfianza permite a los empresarios emprendedores vencer el miedo a la incertidumbre. Esa confianza es el motor que les impulsa a empezar un negocio.
“Hay dos dimensiones en la incertidumbre”, comenta la Knott en un comunicado hecho público por la Washington University in St. Louis, “por un lado, hay cosas que el emprendedor no puede controlar, como la marcha de la economía. A esto le llamamos “incertidumbre de la demanda de mercado”. Sin embargo, hay otros aspectos que el emprendedor piensa que puede controlar, como su preparación o su perspicacia. A esto le llamamos “habilidad de incertidumbre”.
La finalidad del estudio era reconciliar con datos empíricos dos imágenes contrapuestas del emprendedor. Por un lado, la imagen, contrastada por diferentes estudios, del emprendedor como alguien con una aversión al riesgo parecida a la de cualquier otra persona, y por otro la del emprendedor como alguien capaz de tomar asumir riesgos sin que le tiemble el pulso.
Dos incertidumbres
La propuesta de Knott y su equipo es que esa diferencia de comportamiento tan marcado emerge, precisamente, de fundir esas dos dimensiones de la incertidumbre: la que depende de elementos externos y la que se fundamenta en la autoestima. Así, el emprendedor evitará el riesgo cuando tiene más peso la primera, y lo buscará cuando se guía por la segunda.
Crear una empresa en los Estados Unidos entraña en sí mismo mucho riesgo. El estudio indica que cada año, cerca del 10% del total de las empresas norteamericanas termina cerrando. En nuestro país, según el informe de las Cámaras de Comercio La empresa en España del año 2006, este porcentaje se sitúa en el 8,7%. Un año después de su creación sobrevive aproximadamente el 80% de las empresas y el segundo año alrededor del 70%. A los cuatro años, sólo sobrevive algo más del 50%. Sin embargo, superado el umbral de los cuatro primeros años, el cierre de empresas decrece considerablemente.
Patrón de comportamiento
Teniendo en cuenta estas dos dimensiones, el estudio crea un patrón que establece si un emprendedor entrará en el mercado o no. Si la demanda es altamente incierta y, asimismo, la incertidumbre del emprendedor respecto a su habilidad es baja, éste percibirá la situación como demasiado arriesgada y no se embarcará en una nueva aventura.
Por el contrario, cuando la demanda es incierta y la “habilidad de incertidumbre” alta, entonces el negocio está maduro para ser llevado a cabo. Además, cuando el emprendedor se enfrenta a un mercado sin garantías, pero su autoconfianza es alta, se lanzará al nuevo negocio aunque en circunstancias normales no lo hubiera hecho.
“Todos tenemos habilidades en las que creemos que destacamos, y tendemos a exagerar cuánto destacamos”, afirma Knott. “Los emprendedores suelen pensar que están por encima de la media en su capacidad de afrontar la incertidumbre que supone dirigir un negocio”.
El estudio advierte que no es que los emprendedores sean más capaces de asumir riesgos que los demás, sino que para ellos el negocio no es una situación de riesgo. Además, viven con el sentimiento de que sus conocimientos están por encima de la media, y que ellos podrán salir airosos de situaciones en los que otros terminarían fracasando.
El caso de la banca
Las conclusiones de Knott se basan en diversos estudios hechos en los últimos catorce años en el sector bancario. La banca es interesante debido a que se crean muy pocos bancos y a que es un negocio muy cíclico.
El nivel de riesgo en la banca no es mucho menor que el de otros negocios. Lo que hace ideal este sector para hacer este estudio es el hecho de que en Estados Unidos hay cincuenta mercados bancarios diferentes, es decir, es un sector muy fragmentado.
De esta manera, los investigadores pudieron diferenciar mercados dentro de un mismo sector mateniendo los parámetros comunes (como la tecnología) y analizando sólo aquellos parámetros que variaban (como la demanda). Es decir, pudieron estudiar , sin cambiar de sector, la "incertidumbre de mercado" y "la habilidad de incertidumbre".
“Los emprendedores no son diferentes al resto de la gente; ellos no ponen en juego todo su dinero porque son más capaces de asumir riesgos, sino porque su tendencia natural al optimismo les hace compensar una situación de mercado incierta”, puntualiza Knott.
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