Por segunda vez en dos semanas, los trabajadores de Airbús se echaron ayer a la calle en defensa de sus empleos. Miles de personas se han concentrado delante de lugares emblemáticos de la compañía aeronáutica en Francia, Alemania, España y Reino Unido. Protestan contra el "Power 8", un plan de reestructuración que prevé el despido de 10.000 trabajadores en los próximos 4 años y el cierre de algunas fábricas.
Airbús trata así de salir de la grave crisis financiera que atraviesa debido, en gran parte, al fiasco sufrido por su producto estrella: el gigante A 380. El retraso en la entrega de los primeros pedidos ha provocado anulaciones multimillonarias en cadena.
Pero no todo son malas noticias para el propietario de Airbús. El consorcio europeo EADS está a punto de cerrar un acuerdo para avituallar a la Royal Air Force.
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