La división española de la automotriz estadounidense Delphi, que ya está en bancarrota, se ha declarado insolvente después de anunciar el cierre de su planta en la localidad gaditana de Puerto Real, que tenía a su cargo 1.600 trabajadores.
Desde que el cierre se anunció en febrero, los trabajadores y sus familias han protagonizado manifestaciones casi a diario.
El consejero de la Presidencia de la Junta de Andalucía, Gaspar Zarrías, declaró el martes que la Junta se personará en el proceso concursal de acreedores solicitado por Delphi ante el juzgado de lo mercantil.
Zarrías explicó que estos procesos son solicitados por las empresas que no pueden hacer frente a sus deudas, aunque "eso habrá que demostrarlo".
"Ante cualquier maniobra que haga la empresa, la Junta va a vigilarla estrechamente, va a hacerle un marcaje para que se cumpla la normativa laboral", añadió.
Además, insistió en que la administración andaluza no descarta emprender iniciativas penales contra Delphi, "si hubiese base para ello", y que el gobierno autonómico que preside Manuel Chaves continúa realizando numerosas gestiones para evitar el cierre de la factoría y hallar alternativas industriales viables.
La empresa, que fabrica direcciones, amortiguadores y rodamientos para automóviles, comunicó a los representantes de los 1.650 trabajadores el cierre de su planta por las pérdidas acumuladas durante los últimos años y por considerar "no estratégicos" los productos de la fábrica.
La compañía estadounidense ha asegurado que su división española recibirá fondos para compensar a los trabajadores despedidos.
En España hay otras tres fábricas: en Pamplona, Tarazona (Zaragoza) y San Cugat del Vallés, en Barcelona.
Delphi solicitó ser declarada en bancarrota en octubre de 2005 y ha anunciado sus planes para cerrar 21 de las 29 plantas que tiene en Estados Unidos, lo que supondrá el despido de un 80 por ciento de empleados estadounidenses y miles de trabajadores en el resto del mundo.
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