El fenómeno de la emigración clandestina en Senegal tiene como origen la incapacidad de la economía local para ofrecer los empleos que precisan los cientos de miles de jóvenes que ingresan anualmente al mercado laboral, según opinión del historiador senegalés Seydou Nourou Touré.
Touré hizo esa valoración en un seminario sobre el tema 'Barca wala Barsaj' (Barcelona o la muerte): lecciones de las ciencias sociales sobre la actualidad de las migraciones internacionales, organizado por el Instituto Fundamental de Africa Negra (IFAN) de Dakar.
'Los problemas estructurales de la economía senegalesa y su incapacidad de generar empleos suficientes para absorber la demanda cada vez más creciente de los cientos de miles de jóvenes que entran en el mercado laboral, explican el fenómeno', dijo el historiador senegalés.
Touré es especialista de 'Las migraciones en el valle del Río Senegal', tema de la ponencia que presentó en el seminario, el primero organizado sobre el fenómeno por los círculos universitarios de este país, punto de salida de decenas de miles de jóvenes que en 2006 intentaron llegar a Europa vía las Islas Canarias.
'Mientras no se resuelva la cuestión del desempleo y la escasez de recursos, la gente seguirá optando por soluciones externas en la búsqueda de una vida mejor', declaró el catedrático.
Subrayó que los senegaleses emigran desde la época inmediatamente posterior a la Segunda guerra mundial, especialmente los jóvenes de pueblos del valle del Río Senegal, cuyo destino principal era Francia, donde ofrecían su mano de obra en distintos sectores.
Las crecidas del río Senegal o las épocas de sequía en la región hacían precarias las condiciones de vida de las poblaciones agrícolas y constituyeron por entonces la causa principal de las primeras emigraciones.
El éxito logrado en el exterior por aquellos emigrantes despertó gran interés entre los demás miembros de esas sociedades, que convirtieron a la emigración en una vocación, que hoy lleva por lema 'Barca o Barsaj' pero que entonces era 'Burdeos o la muerte'.
Papa Demba Fall, del laboratorio de Geografía del IFAN, considera 'insuficientes' las medidas tomadas por el Gobierno para frenar el fenómeno de la emigración ilegal.
Las medidas de seguridad adoptadas en el marco de la operación Frontex de vigilancia fronteriza, los programas de creación de empleos como el plan REVA o la oferta de contratos de trabajo en el exterior no frenarán la emigración ilegal, recalca Fall, autor de una encuesta sobre el asunto realizada recientemente a las afueras de Dakar.
Fall, quien trabajó sobre una muestra de 85 individuos residentes en distintos puntos de salida de cayucos con destino a Canarias, destaca la obsesión que muestran los candidatos a la emigración por salir del país para hacer realidad sus deseos de obtener un reconocimiento social.
Es tal el ansia de los aspirantes a la emigración por escaparse del caos económico en Africa en general, que optan por el viaje en embarcaciones improvisadas en las que pueden morirse, algo que algunos consideran como 'una estrategia suicida' y que ellos mismos se plantean como 'un riesgo calculado', subraya.
Según Fall, los principales motivos que adelantan los jóvenes entrevistados, en su mayoría varones solteros (75 por ciento) y de edades comprendidas entre 21 y 41 años, giran en torno a la voluntad de 'ayudar a la familia', 'ganar dinero', 'tener un puesto de trabajo' o 'unirse a amigos' ya en el exterior .
La encuesta puso también de manifiesto que, en su gran mayoría, estos emigrantes ilegales no han cursado estudios secundarios y que tienen diversas profesiones: pescadores (24 por ciento), comerciantes (11 por ciento), carpinteros (14 por ciento), transportistas (5 por ciento), y el resto sin calificación profesional.
La creación de riquezas en los países de salida de los emigrantes es la respuesta adecuada a la emigración clandestina, opinan por su parte Abdou Salam Fall y Rokhaya Cissé del laboratorio de Sociología del IFAN en su ponencia titulada 'Migraciones del oeste africano y pobreza'.
Fall y Cissé preconizan una nueva visión económica que privilegie el desarrollo desde el interior de las sociedades rompiendo con los modelos extrovertidos.
Lyliane Kasteloot, del departamento de Filología de la Universidad de Dakar, participante en el debate, opinó, por su parte, que la emigración es un mito.
'Cuando hay un mito es preciso desmitificar', dijo Kasteloot invitando a una iniciativa nacional que supone la participación de los medios de comunicación para acabar con el fenómeno, que calificó de 'nada más que un sueño de 'Eldorado', que no existe en ninguna parte'.
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