“Fui perseguido hasta la saciedad, pero bueno, ahora ya pasó todo y al final me dieron la razón”, dice Carlos López Ruiz, subteniente contramaestre de la Armada. La Audiencia Nacional acaba de fallar a su favor, al condenar al Ministerio de Defensa a pagarle una indemnización de 40.000 euros por acoso laboral. Los hechos se remontan a febrero de 1995.
El conflicto surgió con el práctico mayor del Arsenal de Ferrol, quien le ordenó hacerse cargo de la falúa del almirante jefe -realmente un yate- y que levantara una relación de las deficiencias de la embarcación. El contramaestre respondió que para cumplir la orden tenía que ser nombrado en comisión de servicio para tal función. Entonces el mando le dijo que tomara la caña del timón de la falúa. Al responder López que él que era contramaestre y no timonel, el práctico le anunció que quedaba arrestado.
La sanción de un mes y diez días «por insubordinación» fue confirmada por el almirante jefe de la Zona Marítima, y luego anulada en el proceso judicial iniciado por el subteniente. A raíz del conflicto, Carlos López sufrió una neurosis reactiva. Esta dolencia, según la Audiencia Nacional, fue consecuencia del arresto injusto al que fue sometido, por lo que condena al Estado por responsabilidad patrimonial.
Los comentarios están cerrados.