Charles Prince, consejero delegado de Citigroup, lleva tiempo sintiendo la presión de los accionistas para que el banco reduzca costes sin dilación. Y con este propósito, el gigante financiero estadounidense está perfilando un plan de reestructuración que podría llevarle a despedir hasta 15.000 empleados, el 5% de la plantilla global de 327.000 empleados, lo que podría aportarle unos ahorros de 1.500 millones de euros.
Los gastos en Citigroup crecen más rápido (15%) que los ingresos (7%), ése es el problema. Prince quiere revitalizar ahora la compañía para ofrecer mejores resultados a Wall Street y dar aire renovado a sus títulos en el parqué, que ayer cayeron casi un 1%. El grupo cerró 2006 con un beneficio de 21.540 millones, un 12% menos que en 2005. El reto está en lograr un equilibrio que permita contentar a los accionistas más influyentes, pero sin que los recortes limiten su estrategia expansiva.
El plan de reestructuración definitivo, que está siendo elaborado por el jefe de operaciones, Robert Druskin, desde diciembre, se presentará a mediados de abril, coincidiendo con la publicación de los primeros resultados trimestrales de 2007. Su equipo, según adelantaba ayer The Wall Street Journal, está explorando unas 200 áreas donde se pueden reducir costes.
El grupo financiero estadounidense, el primer banco del mundo por capitalización bursátil y volumen de activos, es sin embargo el quinto en cuanto al volumen de depósitos, por detrás de Bank of America, JP Morgan Chase, Wachovia y Wells Fargo.
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