General Electric Power Controls ha anunciado el cierre de su fábrica de material eléctrico de Terrassa, que emplea a 200 personas, y la reestructuración de la de Móstoles (Madrid), en la que prevé unos 40 despidos, según informó UGT. La producción será trasladada a las plantas de Hungría y Polonia.
La fábrica de Terrassa, que produce interruptores especiales para poner en marcha motores eléctricos, ha pasado en tres años de contar con 400 empleados a rozar los 200, según el comité de empresa. Esta reducción progresiva de plantilla, que en diciembre se tradujo en 25 despidos, se debe a que desde el 2003 se han ido sucediendo traslados de departamentos.
La dirección de la compañía en Budapest (Hungría) estudia la posibilidad de mantener unos 40 o 45 puestos de trabajo de Terrassa para que sigan con la producción en Catalunya de centros de control, un armario distribuidor de electricidad que se emplea en la industria petroquímica y en las centrales nucleares. Su ubicación podría estar en la planta de GE en Sant Vicenç de Castellet, en la que trabajan 165 personas.
El anuncio ha convertido en papel mojado un acuerdo de diciembre para trasladar la planta de Terrassa –que está dentro del casco urbano– a Sant Vicenç.
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