General Motors aún no está, ni mucho menos, satisfecha con la rentabilidad de su compañía en Europa. Y eso, a pesar de que el mayor fabricante de coches del mundo ganó en Europa 227 millones de dólares en 2006, los primeros beneficios desde 1997, período en el que ha perdido 3.000 millones de dólares. El presidente de la división europea, Carl Peter Forster, aseguró ayer que 'reclama más productividad' en sus plantas europeas, para poder compensar la saturación del mercado y la erosión del precio neto de los coches.
La compañía, anunció el directivo alemán, está negociando con la plantilla las vías para reducir estos costes, y espera que antes de fin de año haya un acuerdo. La pérdida de empleo, por lo tanto, es evitable, aunque no descartable, según el presidente de la filial.
GM ha usado con profusión la tijera en lo que llevamos de siglo. Desde 2000, ha prescindido del 30% de sus trabajadores, con lo que la plantilla ha pasado de 88.000 a 60.000 personas, según los datos del responsable de márketing, Jonathan Browning. Estas medidas han posibilitado que desde 2000, GM haya reducido 2.000 millones de dólares los costes fijos.
Forster, por su parte, aseguró que a raíz del último plan de ajuste, lanzado a finales de 2005, se han recortado 13.000 puestos de trabajo, más de 600 en Figueruelas. Respecto al cierre de plantas, el ejecutivo aseguró que ésta será siempre la última medida, y que, por ahora, se descarta su uso.
A finales del pasado año, GM echó el cierre en Azambuja, Portugal, planta que fabricaba la furgoneta Combo, que ahora se produce en Figueruelas, junto con el Corsa y el Meriva. Es esta carga de trabajo la que hace de la planta zaragozana la mayor planta de GM en el mundo por volumen de fabricación, y un candidato poco probable para ser objeto de recortes.
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