Como parte de las trabas británicas a la inmigración tercermundista, a partir de hoy todos aquellos que deseen residir permanentemente en este país deberán rendir un examen de inglés y de cultura general y, además, pagarlo.
Están exceptuados los ciudadanos de los restantes 26 países de la Unión Europea, aunque búlgaros y rumanos continúan sujetos a cuotas inmigratorias.
De acuerdo con el anuncio del Home Office, Ministerio del Interior, los requisitos ayudarán a que los inmigrantes contribuyan a la economía, mejorarán sus opciones de empleo y su conocimiento de sus derechos y responsabilidades.
Les permitirán integrarse mejor a nuestras comunidades y saber que deben cumplir con ciertas responsabilidades, apuntó Liam Byrne, subsecretario (viceministro) de Inmigración.
La excusa oficial es la creciente preocupación del electorado ante una creciente inmigración ilegal, que el Gobierno trata de limitar, siempre a costa de los más empobrecidos y sin demasiada educación, como señaló el Consejo de Bienestar para el Inmigrante (JCWI).
Para el director ejecutivo de esa entidad, Habib Rahman, la nueva legislación hará más difícil la integración de refugiados y otros grupos de inmigrantes vulnerables, ya que sólo beneficiará a aquellos de clase media con buenos ingresos.
Pero no sólo los que busquen residir de manera permanente en Gran Bretaña deben mostrar sus aptitudes lingüísticas y culturales, sino que aquellos que soliciten su nacionalidad deberán pagar más (el doble) por obtener ese derecho.
Los exámenes, por demás obligatorios, de idioma inglés, de política, historia y cultura general británica eran ya exigidos desde 2004 a quienes optaban por la ciudadanía. A partir de hoy se aplican también a aquellos que optan por la residencia permanente.
El test "Vida en Gran Bretaña" consta de 24 preguntas y cuesta 34 libras esterlinas, unos 70 dólares, que se suman a las 10 libras (unos 20 dólares del libro de texto).
Por demás, el formulario para aquellos que buscan la residencia permanente cuesta ahora 800 dólares, mientras el de la nacionalidad se eleva a mil.
Tras los atentados en Londres del 7 de julio de 2005 que causaron 56 muertos, incluidos los cuatro atacantes, y 700 heridos, Gran Bretaña quiere identificar mejor a quienes entran y salen de su territorio, dijo el viceministro Byrne.
Una de las maneras de lograr ese control es identificándolos, dijo el funcionario, y una de las formas para ello será la cédula biométrica que deberá obtener a partir de 2008 todo aquel que pretenda entrar al país.
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