En 2006 vinieron a los 27 países de la Unión 1.422.600 personas, de las cuales 636.000 -el 44,7 por ciento- se establecieron en nuestro país
La vieja Europa sigue creciendo, pero sus nuevos habitantes nacen cada vez más lejos de sus fronteras y sienten una «predilección» especial por establecerse en nuestro país. El último informe elaborado por la Oficina de Estadística de la Comisión europea (Eurostat) revela que a lo largo de 2006 la población conjunta de los 27 países que forman la Unión Europea aumentó en casi dos millones de personas, de los cuales algo más de 1,4 millones son inmigrantes.
Pues bien, de esta última cantidad nada menos que 636.000 -el 44,7 por ciento- eligió España como destino para establecerse y empezar una nueva vida.
Menos que otros años
El estudio de Eurostat, que analiza las tasas de nacimientos y defunciones de los países miembros además del incremento neto de habitantes achacable directamente a los movimientos migratorios, señala que en la Europa de los 27 viven algo más de 494,6 millones de personas a fecha 1 de enero de 2007, un 0,37 por ciento más que los 492,8 millones registrados justo doce meses antes. El autor del estudio, Giampaolo Lanzieri, subraya que este crecimiento es ligeramente inferior al de los dos años anteriores -0,40% en 2005, 0,46 en 2004-, aunque no obstante sigue por encima de la media marcada desde 1980. De lo que no hay ninguna duda, afirma Lanzieri, es de que la inmigración «seguirá siendo el componente principal del crecimiento poblacional, como ocurre desde 1992».
Y dentro de esa tendencia, España se confirma como el país más atractivo para los extranjeros que emprenden su aventura europea. Las cifras señalan que a lo largo de 2006 nuestro país pasó de tener 43,7 a casi 44,5 millones de habitantes. De esos 726.100 nuevos «españoles», 636.000 procedían de la inmigración, lo que supone casi la mitad de los que llegaron en ese periodo a todos los países de la UE.
Estos datos dejan muy por detrás a los de otros países que tradicionalmente han sido destinos preferentes de la inmigración. Es el caso del segundo de la lista, Francia, que incluyendo la población de sus colonias sólo sumo 160.500 inmigrantes en el pasado año, cuatro veces menos que España. La nómina de «receptores» la completan Gran Bretaña (159.500), Italia (157.000), Irlanda (80.000), Suecia (58.000), Bélgica (40.700) o Alemania (40.500).
Saldo negativo
En el otro lado de la balanza están los países de la UE con un balance de inmigración negativo; es decir, a los que llegan menos personas de las que abandonan sus fronteras para establecerse en otros lugares. Tras echar cuentas, el informe de Eurostat señala que a la cabeza de los menos afectados por la avalancha migratoria está Polonia, que en el saldo migratorio de 2006 se dejó 47.600 habitantes.
Tras los polacos, los más «despegados» de su tierra natal son los holandeses. Entre que los naturales de Holanda no parecen pensárselo demasiado a la hora de salir de sus fronteras y que su país no está entre los integrantes de la lista de los más «buscados» para los inmigrantes que llegan a Europa, el resultado para los Países Bajos fue una pérdida de 35.300 habitantes por este concepto. Otro de los grandes «exportadores» de mano de obra a los países más consolidados de la UE, Bulgaria, se sitúa en tercer lugar con un balance negativo de 11.500 personas, informa Servimedia.
El informe de Eurostat también echa un vistazo a los países candidatos a integrarse en la UE. Destaca el caso de Turquía, que con 73,4 millones de habitantes -lo que la convertiría en la segunda potencia demográfica de la Unión, sólo por detrás de Alemania- no registra entrada de inmigrantes.
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