El comité de empresa europeo de Eiffage criticó hoy la intervención en su nombre en la junta del presidente de Sacyr -su principal accionista-, Luis de Rivero, al tiempo que pidió una estrategia a largo plazo que acabe con la inestabilidad y representación de los trabajadores en el consejo de administración.
'No podemos aceptar que se pueda hablar en nuestro nombre como lo ha hecho el presidente de Sacyr' en la asamblea de accionistas de esta mañana o que se dirija a ellos directamente a través de la prensa, como lo hizo ayer con un anuncio publicado en diarios franceses, señaló en un comunicado el comité de empresa.
Sacyr se había dirigido ayer a los accionistas y a los trabajadores de Eiffage para negar las acusaciones de querer desmantelar y vender partes de la empresa francesa, y reclamar cinco de los quince administradores del consejo.
La instancia de representación de los trabajadores se quejó de que 'no basta con prometer, no basta querer hablar en nombre de los asalariados, como lo hacen ciertos accionistas, para garantizar el empleo, la unidad de nuestro grupo y la herramienta de trabajo'.
Recordó que 'hoy Eiffage, con más de 55.000 hombres y mujeres, forma un conjunto coherente en los negocios de la construcción y las concesiones en Francia y en Europa'.
El comité aventuró que pese a que la junta haya rechazado la demanda de Sacyr de tener representación en el consejo, va a continuar la 'inestabilidad', y consideró que 'hace falta una estrategia a largo plazo'.
En ese sentido, se mostró esperanzado en que será útil para defenderse el dispositivo votado por la junta que autoriza a la dirección a lanzar una emisión de bonos de suscripción de acciones en caso de opa hostil.
En cualquier caso, los representantes del personal se quejaron por no estar representados en el consejo, porque 'los asalariados que participan desde hace mucho tiempo en el éxito tienen legítimamente derecho a representantes electos'.
El comité de empresa europeo reclamó igualmente 'aumentos generales' de salarios, y no individualmente.
Su declaración estaba firmada por tres sindicatos franceses de Eiffage (CGT, CFTC y CFTD), por uno español (Comisiones Obreras) y por uno belga (FGTB).
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