En Granada había en 2006 45.505 extranjeros, un 16,3% más que el año anterior. De ellos, 5.000 están indocumentados, según datos aportados por la ONG Granada Acoge, que ha facilitado un perfil del inmigrante y la situación socio-económica que tienen en la provincia.
Para su presidente, José Sánchez, este aumento de la llegada de inmigrantes durante el pasado año es “muy alta”, y añade que el incremento más significativo es el que corresponde a los que vienen de la Europa Comunitaria. Por países, los rumanos son los europeos que más eligen España como lugar de residencia, y los marroquíes respecto a África. De Latinoamérica llegan sobre todo ecuatorianos, colombianos, bolivianos y argentinos.
La edad media es joven: está entre los 18 y los 40 años, aunque Sánchez advirtió de que cada vez llegan más personas mayores, así como menores de edad.
Según los datos del padrón en Granada, hay censados 43.254 inmigrantes, lo que da lugar a la “paradoja”, según el presidente de Granada Acoge, de que “hay más permisos de residencia que gente censada”. La razón que facilitan es que, a partir de la ley 14/2003, están obligados a renovar la inscripción en el censo aquellos que son extracomunitarios y que no tengan permiso de residencia permanente. Si no lo hacen, se les da de baja, y esto constituye un “problema”, ya que “no disfrutan de los servicios sociales que ofrecen los ayuntamientos”, estima José Sánchez.
Por tanto, en Granada se han contabilizado algo más de 5.000 inmigrantes indocumentados, sobre todo procedentes de los países del Este de Europa y Latinoamérica.
Datos de Granada Acoge
La ONG granadina ha atendido a un 4% de los que están documentados y a un 6,5% de los censados. De ellos, son más las mujeres que acuden a la organización a pedir ayuda o información. Así, la organización recibe ofertas de trabajo para las recién llegadas especialmente para el servicio doméstico, mientras que los hombres lo tienen más difícil porque, según los coordinadores “no hay tanta oferta para ellos, que suelen ir a buscar empleo en el sector agrícola o en la construcción”. La consecuencia es que, aseguran, “en numerosas ocasiones, es la mujer inmigrante la que aporta la principal fuente de ingresos a las familias”.
Así viven en Granada
Teniendo en cuenta aquellos que han sido atendidos por Granada Acoge, se podría hacer el siguiente perfil de los inmigrantes. El 19% de los extranjeros componen núcleos familiares, y de ellos, la mayoría son monoparentales. Casi todos viven en la capital (un 74%), donde los pisos, que normalmente alquilan (un 79% de ellos frente a la compra), les cuesta de 300 a 800 euros. Un 16% se ha ido a vivir al Área Metropolitana, donde el alquiler de la vivienda les resulta más barata. El resto, un 26%, viven en los pueblos de la provincia. Pero en cuanto a la capital, el presidente de la ONG afirma que “no existen guetos”, sino que los inmigrantes se diversifican entre el Zaidín, La Chana, la zona Norte y el centro de Granada para escoger su lugar de residencia.
El régimen de alquiler que utilizan los extranjeros es por habitación pero, advierte José Sánchez, “no existe la cama caliente”, es decir, una cama donde van durmiendo varias personas por turnos. Sí que se dan situaciones de “hacinamiento” en el momento en que varias familias alquilan mismo piso, llegando a situaciones en que “una persona puede disponer de menos de 10 metros cuadrados”.
Un 46% cuenta con estudios secundarios, un 16% con título universitario y el resto con estudios primarios (un 2% son analfabetos). Esto significa que, según José Sánchez, “muchas mujeres que trabajan en el servicio doméstico tienen una titulación que les capacitaría para tener un empleo más acorde con su nivel educativo, pero lo tienen muy difícil”.
Niños y jóvenes conforman una de las mayores preocupaciones de Granada Acoge, por cuanto se dan situaciones de cierre comunitario. Así, por ejemplo, en la escuela “hay dificultades de comunicación entre profesores y padres de alumnos”, dice Sánchez. Además, los docentes no saben cómo evaluar el nivel de enseñanza con el que llegan los menores desde sus países y, por último, el problema de la lengua sigue vigente.
Información desde los ayuntamientos granadinos para que se censen y disfruten de sus ventajas; facilitar que se documente automáticamente a los menores una vez que sus padres hayan conseguido regularizarse; a través del arraigo familiar, facilitar la documentación para mejorar el nivel laboral y social de los inmigrantes, son algunas de las propuestas que Granada Acoge plantea a las administraciones.
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