El escaso conocimiento de los lugares de destino es uno de los principales riesgos para el sector de la automoción en el caso de querer iniciar un proceso de deslocalización (traslado de la producción) hacia Europa Central y del Este, según un informe de la consultora PricewaterhouseCoopers.
El estudio Fabricación de Automóviles en Europa Central y del Este, el segundo de la serie Influjo del Este, detecta las cuestiones clave que se deben plantear los fabricantes automovilísticos en los procesos de deslocalización para que "el traslado funcione".
La disponibilidad de mano de obra cualificada, la calidad de las infraestructuras, el nivel de los servicios, en especial la logística, y el conocimiento de la normativa de urbanismo son los cuatro factores claves para que tenga éxito la deslocalización.
Según PricewaterhouseCoopers, "las diferencias a nivel local en cuanto a normativa laboral y fiscal son relativamente fáciles de detectar", por lo que son los anteriores factores los que determinan, en gran medida, la consecución de los objetivos del traslado.
De este modo, el informe desmiente alguna de las creencias más generalizadas sobre esta región, cuyo "clima comercial, económico y político es mucho más atractivo que en otras partes del mundo".
La importancia de seleccionar bien la localización de las nuevas plantas en Europa del Este se incrementa tras los datos del primer informe de PricewaterhouseCoopers sobre la zona, a la que se prevé que en los próximos cinco años se desplacen parte de los centros de producción, así como que se instalen otros nuevos por un valor de 6.000 millones de dólares (unos 4.400 millones de euros).
"Decidir la ubicación de las instalaciones es un ejercicio que requiere muchísimo tiempo. Es preciso conocer el mercado local", señala el responsable de automoción de la consultora, Matt Pottle.
Según el informe, la calidad de la mano de obra en Europa Central y del Este es, en general, "elevada", mientras que los sueldos están muy por debajo de los de Europa occidental, aunque el estudio da cuenta de grandes diferencias salariales dentro de los propios países.
Los nuevos Estados incorporados a la Unión Europea (UE) a partir de 2004 cuentan con buenas telecomunicaciones y redes informáticas, pero la calidad de sus infraestructuras físicas es más desigual.
Mientras que la República Checa y el oeste de Eslovaquia tienen carreteras de vía rápida "bastante buenas", Hungría, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, por el contrario, cuentan, prácticamente, sólo con carreteras convencionales.
Según el informe, el estado de la red ferroviaria y de carreteras "tiene un efecto directo evidente en los costes y el tiempo de transporte de los bienes, lo que, a su vez, repercute en el inventario y en las necesidades de capital neto circulante".
El estudio de PricewaterhouseCoopers recomienda comprobar la calidad y la "salud financiera" de los proveedores locales antes de elegir la localización de las plantas.
"Muchas compañías se dejan tentar por precios económicos y se contentan con una rápida inspección de las plantas de producción", indica el texto.
El informe concluye que toda empresa que traslade su producción a esta región tendrá que optar entre grandes ciudades, donde las infraestructuras son buenas y la mano de obra cualificada, pero los salarios altos, y municipios más pequeños, con peores infraestructuras y mano de obra más barata, aunque con menor cualificación.
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