La mayoría de los encuestados en un sondeo de ámbito internacional, desarrollado conjuntamente a lo largo de esta semana por el Consejo de Chicago de Asuntos Globales y el grupo World Public Opinion, coinciden en señalar que tanto la globalización económica y el comercio internacional benefician a las economías interiores y a los consumidores.
Sin embargo, muchos opinan que el comercio es un agente dañino para el medio ambiente, amenaza un gran número de empleos y afirman que la solución a estos problemas radica en la implantación de niveles más estrictos de seguridad laboral y medioambiental.
La encuesta, realizada por ambas organizaciones en cooperación con diversos institutos de sondeo de todo el mundo, se realizaron en países que, en conjunto, representan al 56 por ciento de la población mundial, y entre los que se encuentran Estados Unidos, Indonesia, Francia, Rusia, Argentina, Irán, Corea del Sur y los territorios palestinos.
Según el informe final con los resultados del sondeo, el apoyo a la globalización es "remarcable" en todo el mundo. Encuestados de 17 países, junto con los de los territorios palestinos, afirman que "la globalización, que incrementa las relaciones de las economías entre varios países, es mayoritariamente beneficiosa". El estudio destaca que los países con los niveles más elevados de apoyo son aquellos cuyas economías están orientadas a la exportación: China (con un 82 por ciento de valoración positiva), Corea del Sur (86 por ciento) e Israel (un 82 por ciento). Un sesenta por ciento de los estadounidenses, por su parte, valoran positivamente la globalización económica, pero un 35 por ciento se opone a la internacionalización del comercio.
En México, Rusia y Filipinas, sin embargo, los niveles de apoyo a la globalización no superan el cincuenta por ciento. Especialmente destacado es el caso de Rusia, donde un 24 por ciento de los encuestados considera que la globalización es "en general, perniciosa" en todos sus aspectos.
El consenso es aún mayor entre los encuestados cuando se les pregunta sobre los efectos del impacto del comercio internacional en las economías de cada país. Chinos, israelíes, surcoreanos y tailandeses son los más predispuestos a apoyar nuevas iniciativas comerciales. Por su parte, en Estados Unidos cuatro de cada diez encuestados se considera a favor de las economías proteccionistas. Los niveles de rechazo al aperturismo comercial también son elevados en Francia (34 por ciento), México (27 por ciento) e India (27 por ciento).
Según el sondeo, no son sólo las economías las que se ven beneficiadas por el intercambio de bienes a nivel internacional. La mayoría de los encuestados considera que "el comercio exterior beneficia a los consumidores". A la cabeza de las respuestas positivas se encuentra Estados Unidos, con un 70 por ciento de aprobación. En Francia, sin embargo, un 38 por ciento de los ciudadanos cree que "el comercio internacional es perjudicial" para los bolsillos individuales.
Asimismo, la actitud de los encuestados sobre el impacto del aperturismo económico sobre lo que el sondeo llama "el estándar de vida individual" es igualmente favorable, excepto en Argentina, Rusia y Francia, donde un elevado número de personas (30, 19 y 44 por ciento, respectivamente) cree que la calidad de vida disminuye conforme al proceso de globalización.
Sin embargo, el sondeo encuentra una relación directa entre nivel de educación de los consumidores y su opinión sobre los efectos de la globalización. Por ejemplo, los encuestados en la mitad de los países donde se ha realizado la encuesta opinan que los consumidores con mayor educación se muestran más predispuestos a considerar que su calidad de vida aumenta al ritmo del desarrollo del comercio internacional. La edad también es un factor influyente. El sondeo refleja que los jóvenes están más predispuestos a "confiar en el beneficio del comercio" en el nivel de vida de los consumidores. Por ejemplo, un 69 por ciento de los jóvenes franceses contestaron afirmativamente a ese punto. Sólo un 39 por ciento de los franceses de más de cincuenta años coincidieron con ellos.
COMERCIO Y MEDIO AMBIENTE
Sin embargo, la mayoría de los preguntados en países como Francia, Argentina, o Rusia creen que el comercio a nivel mundial perjudica el medio ambiente. Este punto de vista es especialmente compartido, según los resultados del sondeo, las economías occidentales. Sin embargo, los encuestados en China, Israel o los territorios palestinos se muestran optimistas sobre el impacto del comercio en el medio ambiente.
Entre las razones citadas, los encuestados consideran que la expansión comercial estimula el crecimiento y el consumo, lo que deriva en más fábricas, y más polución. Otros creen que, al abrir los mercados domésticos a los bienes extranjeros, el fenómeno globalizador permite a las distintas compañías establecer sus sedes en países con leyes medioambientales mucho más relajadas.
Si bien una de las formas de mitigar el impacto potencialmente negativo del comercio sobre el medio ambiente es incluir en los acuerdos comerciales una serie de cláusulas para la protección del entorno, los críticos creen que cualquier tipo de cortapisa, aunque beneficiosa para el planeta, podría desembocar en un aumento de costes y reducción de la inversión.
De todas formas, los encuestados de países tanto en vías de desarrollo como pertenecientes a economías avanzadas coinciden en la necesidad de incluir las mencionadas cláusulas en los tratados comerciales tanto entre empresas como entre estados. En China, por ejemplo, un 85 por ciento de los encuestados se muestran a favor de estos acuerdos responsables con el medio ambiente.
COMERCIO Y TRABAJO
El estudio también revela una creciente preocupación entre los encuestados sobre el efecto negativo del comercio internacional sobre las oportunidades laborales. En Francia, el descontento es especialmente palpable, ya que un ochenta por ciento de los encuestados cree que la seguridad laboral disminuye paralelamente al aumento del ámbito del comercio. Un 67 por ciento de los estadounidenses se muestran igualmente preocupados por el impacto en el empleo. En Argentina y Corea del Sur, sin embargo, las opiniones están más divididas, ya que muchos de los preguntados creen que la eliminación de barreras proteccionistas facilitan la creación de nuevos empleos.
Según el estudio, la ansiedad de los ciudadanos sobre la estabilidad de su empleo se refleja en una preocupación de los encuestados sobre la necesidad, por parte de sus respectivos gobiernos, de proteger sus empleos. Estados Unidos, Armenia, Australia, China o India, entre otros, respondieron al sondeo afirmando que "incluir la protección laboral dentro los acuerdos internacionales debe ser una prioridad en la política exterior del Gobierno".
De esta forma, muchos líderes sindicales creen que es necesario forzar a los gobiernos a que incluyan, en los acuerdos comerciales, unos estándar laborales mínimos para evitar iniciar, según el Chicago Council, "una carrera hasta el fondo", en la que las empresas terminen contratando empleados muy por debajo del salario mínimo y sin las debidas condiciones de seguridad. En los países desarrollados, esta medida es "aplastantemente apoyada", según los resultados del informe: nueve de cada diez estadounidenses, israelíes, polacos y argentinos se muestran a favor.
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