El año pasado volvieron 2.363 personas, más del doble que de Venezuela y Argentina juntos
La mayoría regresa para poder cobrar en un solo pago sus contribuciones para la jubilación
Durante el año pasado retornaron a Galicia desde Suiza más emigrantes que la suma de todos los procedentes de Venezuela, Alemania, el Reino Unido, Francia y Argentina. Del país helvético, 2.363 personas. De los demás juntos, 2.346. Suiza aporta ya el 37% del total del retorno gallego. Y sigue subiendo. En el 2005, el porcentaje era del 30,86%, con 2.092 regresos, según los datos de la Secretaría Xeral de Emigración. Del 2007 aún no los hay, pero, por el ritmo que llevan las oficinas consulares, y según fuentes vinculadas a la asistencia a los emigrantes, no es nada descabellado estimar cifras próximas a los tres millares. Más de la mitad de los que vuelven lo hacen a la provincia de A Coruña, y casi un 20%, a la de Pontevedra.
Estas cifras tan masivas de regreso apenas tienen parangón en la actualidad en Europa. Y van convirtiendo en obsoletos los datos oficiales, esos que colocan a los gallegos con el 43% (31.832) del total de residentes españoles en Suiza (73.459 ahora; llegó a haber 180.000 a principios de los setenta).
¿A qué obedece este flujo hacia Galicia? Uno de los motivos clave es que el próximo 1 de junio entra en vigor un acuerdo entre Suiza y varios países de la UE -entre ellos, España, con las pertinentes adaptaciones- sobre la libre circulación de personas. Fue firmado hace cinco años. Una de sus cláusulas, la que más ha dado que hablar y actuar, trata sobre la retirada de las aportaciones del llamado segundo pilar de las contribuciones sociales ( Pensionskasse o caja de pensiones) entre empresa y trabajador. Es el dinero cotizado para mantener el nivel de vida en la pensión.
En virtud de este acuerdo, el que regrese antes de esa fecha podrá retirar su dinero de ese tramo sin problema alguno. Si no, habrá que esperar a la jubilación. Así se anunció en un principio, pero hay notables excepciones, logradas tras las negociaciones de estos años, que sí permiten al emigrante cobrar ese dinero aún después del 1 de junio (por ejemplo, estando 90 días sin cotizar a la Seguridad Social). La Xunta incluso creó una oficina itinerante de información y asesoramiento, gracias a un convenio firmado con la Federación de Sociedades Gallegas, cuyo presidente es el malpicán Pedro Hombre Pombo.
Espoleta
Pese a que, por tanto, la fecha del 1 de junio no es determinante, lleva un lustro marcada en rojo en el calendario de miles de emigrantes. Es una especie de espoleta. Y ya la han disparado cientos de familias.
Pedro Hombre contempla este éxodo con una mezcla de escepticismo y tristeza. Cree que hay que pensar mucho lo que se hace antes de coger el dinero e irse. «¡O carto acábase, e logo a ver que fan algúns!», señala. Destaca que el 1 de junio es un factor importante para muchos para volver, pero no el único: «Isto cambiou moito. Baixou o traballo nalgúns sectores, baixaron os soldos, os mundos son outros». Coger el dinero y correr a casa, en estas condiciones, con la pensión a mayores asegurada, es un reclamo infalible. Hay muchos que, con la bolsa del segundo pilar, pueden tener en el momento 200.000 euros o más. Una buena cantidad para invertir, una ayuda para ir tirando hasta los 65.
Con la llegada de centenares de gallegos de Suiza comienza a cerrarse un ciclo muy importante de la historia reciente de la comunidad. Un proceso que, en opinión de Hombre Pombo, no está ni documentado ni escrito. Todo lo contrario, por ejemplo, de lo que ha ocurrido con la emigración americana. Ha habido, sí, investigaciones o estudios episódicos. Como el que la antropóloga suiza Marianne Helfer publicó el año pasado. En él presta su atención a un hecho nada circunstancial: la casa. La conquista de una vivienda, su construcción, fue un motivo básico para emigrar. Una vez construida, es una razón de peso para volver.
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