Los dueños de Grabisa apuestan por su futuro, pero con menos plantilla

Alberto Millán, director gerente y miembro de la familia propietaria de Grabisa, afirma que «existe una apuesta clara por la empresa, que compramos hace una década en situación de quiebra técnica, que pudimos salvar mediante garantías personales y avales, para después poder hacer la suspensión de pagos. No somos simples inversores, sino industriales; nos interesan las personas y hemos apostado fuerte por Burgos. A lo largo de estos años, entre afrontar la suspensión de pagos (500-600 millones de pesetas), montar la planta de cogeneración (unos 1.000 millones) y la renovación y mejoras tecnológicas (500-700 millones) hemos invertido más de 2.000 millones de pesetas. Nuestra intención por quedarnos y dar futuro a esta planta es clara. Estamos muy contentos en Burgos y con los burgaleses».

«Mi padre dio la vuelta a la empresa y la semana pasada nos comunicaron desde el juzgado el levantamiento definitivo de la suspensión de pagos. Pero, dada la situación del sector textil, nos hemos encontrado que desde hace dos años el tema energético ha sido muy importante, con grandes aumentos en los costes. Esto ha hecho cambiar el balance y la cuenta de explotación de Grabisa. Nosotros tenemos una planta de cogeneración que se puso en marcha hace cinco años y eso nos ha garantizado que no se nos haya disparado el coste energético. Pero no ha evitado que el gran incremento de costes nos haya encaminado a la situación real de la empresa», continúa Millán.

baja productividad. El actual director de esta planta del Polígono de Gamonal-Villayuda tomó sus riendas hace un año, cuando murió su padre, y lo primero que hizo fue estudiar la productividad con la idea de cambiar la tendencia de la cuenta de resultados: «Nos dimos cuenta de que había un índice muy bajo de productividad. La razón básica era que facturábamos lo mismo cada año pero la cantidad de metros salidos se había reducido casi un 25%. Ante esto pensamos que quizá la empresa necesitaba un cambio sustancial. A partir de ahí comenzamos a analizar cada punto de la empresa. Y llegamos a esto, que para dar viabilidad a Grabisa teníamos que reducir la plantilla, porque está sobredimensionada».

Los trabajadores no discuten esto, pero sí la cifra inicial propuesta por la empresa, unos 35 asalariados. «Ese excedente nos parece excesivo y parece que ya acepta una rebaja a 30, pero nosotros creemos que tienen que ser bastantes menos, y esperamos que salgan a través de prejubilaciones y bajas voluntarias. La situación es complicada y seguiremos manteniendo reuniones para acercar las posturas al máximo. Lo que no queremos es que ese recorte luego se cubra con contratados de empresas de trabajo temporal (ETT) o con horas extra, como ha ocurrido en otras empresas», apuntan fuentes sindicales.

invertir en futuro. «La política empresarial de nuestra familia siempre ha sido invertir los beneficios y creemos que esta empresa tiene las suficientes armas para asegurar su futuro. Desde hace unos meses se ha eliminado en varias secciones el turno de noche y los resultados están siendo bastante buenos. Estamos sacando ahora casi la misma producción con dos turnos que antes con tres. Esto nos da confianza y nos corrobora que lo que habíamos estudiado tenía sentido. Esto genera un problema social, que nos preocupa mucho. Respecto a cómo lo resolveremos y cómo saldrás los trabajadores de la empresa, dependerá de las negociaciones abiertas y de las posibilidades económicas», señala el joven director.

Alberto Millán destaca que el trabajo que sale de Burgos «ofrece un alta calidad reconocida en el mercado. Además, Grabisa cuenta con unas máquinas y unos procesos que sólo están aquí. Eso nos da un punto añadido en nuestro interés de mantener la empresa».

Grabisa pertenece al grupo textil barcelonés Geisa, para el que realiza el 70% de su trabajo. Factura anualmente entre 6 y 7 millones de euros, según Millán. La edad media de la plantilla es de 41 años y su comité de empresa lo forman 5 representantes de CCOO y 4 de CTI (Confederación de Trabajadores Independientes). Está especializada en tintes y en aportar a las telas diversos tactos y presencias.