El estrés puede inducir al desencadenamiento de numerosas enfermedades que afectan a todos los órganos y sistemas de nuestro organismo, y que son ampliamente analizadas en la obra.
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo (Insht) presentó la semana pasada el libro «Estrés. Aspectos médicos», que analiza los principales aspectos vinculados con esta patología laboral considerada por la Unión Europea como el segundo problema de salud más frecuente, después de los trastornos musculoesqueléticos, y cuyo coste anual en Europa se ha llegado a cifrar en torno a 20.000 millones de euros.
Según informa el Ministerio de Trabajo, el libro, que hoy ha sido presentado en el marco de una jornada técnica, es una reedición ampliada, compuesta por dos volúmenes que constan cada uno de ellos de unas 900 páginas.
Su autor, César Alfredo Martínez Plaza, responsable del servicio médico y de prevención del Instituto, analiza en la obra uno de los factores que está incidiendo, de manera muy significativa, en las condiciones de salud y seguridad en el trabajo, con el objetivo de mejorar la acción preventiva.
El estrés puede inducir al desencadenamiento de numerosas enfermedades que afectan a todos los órganos y sistemas de nuestro organismo, y que son ampliamente analizadas en la obra.
Entre las enfermedades más típicas se encuentran las afecciones cardiovasculares, digestivas, respiratorias, neurológicas, y cáncer, entre otras muchas.
Afecta al sujeto que lo padece y dado que este se encuentra inmerso en un entorno laboral, familiar y social, existen repercusiones negativas en todos ellos. En el trabajo las consecuencias del estrés afectan a la productividad, existe mayor riesgo de accidentes laborales y aumenta el absentismo.
En el ambiente laboral se registran cinco tipos de estrés.
El primero es el estrés propiamente dicho, que se puede dar en cualquier actividad laboral y consiste en hiperactividad emocional con predominio de daño fisiológico.
El segundo tipo es el síndrome de «burnout» o de «estar quemado» que se origina sobre todo en profesiones que implican ayuda y/o atención de la salud (médicos, personal de enfermería, etc). En este síndrome predomina el daño emocional con efectos negativos y sus manifestaciones clínicas son alteraciones del estado de ánimo, metabólicas y cardiovasculares.
En tercer lugar se encuentra el «mobbing» o acoso psicológico en el trabajo, que se basa en una falta de respeto y de consideración respecto del derecho a la dignidad del trabajador. Los mayores perjudicados por esta forma de estrés son los trabajadores del sector servicios 25% y los de administraciones públicas, 14%. Sus efectos son trastornos físicos y psíquicos, como conductas autolesivas, que pueden implicar ruptura familiar y/o suicidio.
El síndrome agudo de estrés y de estrés postraumático es consecuencia de una experiencia muy traumática que implica una amenaza seria a la seguridad o integridad física. Provoca trastornos de ansiedad que afectan, fundamentalmente, a los integrantes de los Cuerpos de Seguridad del Estado, a bomberos, equipos de rescate, personal de agencias bancarias o comercios expuestos a acciones delictivas, y a trabajadores que sufren un accidente laboral grave o con riesgo de muerte.
El quinto y último es el «Karoshi», un término que procede de Japón y provoca la muerte por exceso de trabajo, en entornos laborales muy exigentes, por razones de producción y productividad.
De la última Encuesta de condiciones de Trabajo, elaborada por el Insht, se desprende que más de la mitad de las personas encuestadas padecía estrés, concretamente 5,6 sobre 10. Las patologías más comunes asociadas al estrés son cansancio 12,3%, alteración del sueño 12,1%, y cefaleas 10,4%.
El nivel de estrés más elevado lo sufren los directivos con un 28,7%, seguido de los profesionales 23,6%, los que tienen estudios universitarios 21,8%, los técnicos 19,6% y los trabajadores de servicios 19%.
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