Los trabajadores británicos gastan 600 millones de euros al año en llamadas personales desde el móvil de la empresa, según un estudio realizado por la compañía de telecomunicaciones Aurora Kendrick James. El 25% del total de las llamadas que se hacen desde terminales móviles de la empresa son por asuntos personales. En un contexto en el que los móviles son la principal herramienta de trabajo en muchos sectores, las empresas enfocan este gasto como una retribución más para sus empleados, pero no renuncian a intentar controlar su uso indebido.
Basado en diez años de análisis de los patrones en gastos en telecomunicaciones y de análisis de datos, el estudio asegura que entre el 20 y el 25 por ciento de todas las llamadas que se hacen desde el móvil de empresa son por asuntos personales y no profesionales.
Los más de tres millones de teléfonos móviles de empresa que hay en el Reino Unido suponen para las operadoras unos 2.500 millones de euros al año, por lo que, si las llamadas personales suponen un 25% de esa cifra, el coste total de esas llamadas “indebidas” sube hasta los casi 600 millones de euros anuales.
Pérdida de control
El teléfono móvil se ha convertido en la primera opción en las empresas para controlar y tener localizados a sus empleados en horas de trabajo cuando están fuera de la oficina. El resultado es que los trabajadores lo usan incluso cuando están en la oficina. Es más, el propio terminal contiene la mayor parte de números de teléfono y contactos que usan los empleados para realizar su labor. La imbricación entre teléfono móvil y trabajo es absoluta.
Sin embargo, esa imbricación es tanta que la frontera entre el interés corporativo y el derroche no termina de estar clara. Por un lado, el teléfono móvil permite “molestar” al trabajador casi en cualquier momento, casi a cualquier hora del día. Ahora bien, el empleado suele tener (o concederse) la contrapartida de usarlo para fines personales en pago a esa disponibilidad.
Según el estudio de Aurora Kendrick James, son muy pocas las empresas que vigilan activamente el uso del teléfono móvil por parte de los empleados, lo que se traduce en una importante pérdida de control del gasto y del uso de esta herramienta que debería servir para ahorrar costes y aumentar la productividad.
El resultado es que ya la mayor parte de las empresas ven como inevitable ese gasto en telecomunicaciones y lo enfocan como parte de las retribuciones que reciben los trabajadores.
El informe hace hincapié en la importancia de implementar una política de empresa respecto al uso del teléfono móvil para educar a los empleados en los costes potenciales y dar entender lo importante que es que cada individuo gestiones sus gastos en telefonía móvil.
Cuatro pasos
Aurora Kendrick James recomienda llevar a cabo cuatro acciones para mejorar la eficiencia y recortar los costes y el fraude.
En primer lugar, recomienda revisar y analizar la situación actual de las comunicaciones móviles de la empresa para determinar el coste potencial para el negocio de éstas.
Otra de las acciones que el informe recomienda es lo que llama “recopilar y registrar”. Es decir, crear un inventario lo más preciso posible de usuarios cuyo uso y coste del teléfono móvil puede ser monitorizado.
En tercer lugar, sugiere acordar una política justa en el uso del móvil. La cuarta recomendización sería educar a los empleados en los costes y usos de sus terminales, reforzando esa política todos los meses con nuevos anuncios.
“La educación y la visibilidad de los costes a los usuarios son claves para que la gestión del gasto sea exitosa. Teniendo una política de empresa al respecto e introduciéndosela a los empleados, el staff puede hacer un control de gastos acorde con esa política”, explica Matt Arkison, uno de los directivos de Aurora Kendrick James en el citado comunicado.
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