La policía arrestó a un hombre acusado de golpear y negar alimentos a trabajadores para mantenerles esclavizados en hornos de ladrillos, dijo el domingo la prensa estatal, en un caso que ha sorprendido a la opinión publica y expuesto los lazos entre el Partido Comunista y los dueños de la fábrica.
La agencia de noticias oficial Xinjuá dijo que "otros 20 esclavos en hornos de ladrillos y otros sitios ilegales de trabajo en la provincia de Shangxi en el norte de China" han sido liberados, lo que elevó a 568 el número total de trabajadores liberados en Shangxi y la vecina provincia de Henan, dijo Xinjuá.
La agencia dijo que Heng Tinghan, acusado de emplear esclavos desde marzo, fue capturado el sábado en la provincia Hubei, en el centro de China, luego de una búsqueda nacional.
Heng, de 42 años, se había convertido en el principal sospechoso en el escándalo luego de que la prensa estatal dijese que un trabajador había muerto en su horno de ladrillos, y los periódicos presentasen fotografías de trabajadores con la piel quemada y al rojo vivo.
Más de 20.000 policías fueron desplegados en Shanxi para allanar sitios ilegales de trabajo, y 168 personas fueron detenidas por mantener allí y en Henan hornos y minas ilegales.
El uso de esclavos salió a la luz pública en parte por una carta abierta colocada en internet y firmada por 400 padres que pedían ayuda para encontrar a sus hijos desaparecidos, que ellos creían habían sido vendidos a dueños de hornos.
Los padres acusaron a las autoridades de Henan y Shanxi de hacer caso omiso a sus pedidos e incluso de proteger a los hornos y traficantes de esclavos, diciendo que unos 1.000 niños estaban siendo obligados a trabajar en hornos bajo condiciones de extrema crueldad.
Xinjuá dijo que Wang Dongji, un secretario del Partido Comunista en una aldea en Shanxi, estaba siendo investigado luego que se descubriese que su hijo era el dueño de un horno en el que 32 personas estaban siendo golpeadas y obligadas a trabajar 14 o más horas al día.
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