El presidente de Nissan, Carlos Ghosn, anunció hoy en la junta de accionistas que los directivos de la empresa automovilística no recibirán pagas extraordinarias para el año 2006 para asumir responsabilidad por los malos resultados de la marca.
La medida tiene lugar por primera vez desde que Ghosn llegó a Japón en 1999 enviado por Renault para reflotar la empresa nipona al borde del colapso, según informó la agencia local Kyodo.
La firma nipona, controlada en un 44 por ciento por Renault, destinó en el año fiscal 2005 un total de 390 millones de yenes (3,2 millones de dólares) para pagas extraordinarias a Ghosn y otros tres directivos.
En el año fiscal 2006, que terminó en marzo pasado, los beneficios anuales por operaciones de Nissan fueron de 776.900 millones de yenes (6.583 millones de dólares) frente a los 871.800 millones de yenes (7.388 millones de dólares) de 2005.
Nissan vendió el año pasado 3.483.000 vehículos, un descenso del 2,4 por ciento respecto a los volúmenes de 2005, que tuvo lugar pese a que el fabricante del Murano lanzó diez nuevos modelos en todo el mundo.
La fuerte contracción del mercado japonés, que afecta a todas las empresas del motor, golpeó especialmente a Nissan en 2006 con un descenso del 8,3 por ciento.
Ghosn, ejecutivo franco-brasileño que comparte la presidencia de Nissan con la de Renault y divide su tiempo entre Tokio y París, fijó a su llegada metas de beneficios para la marca nipona y prometió su dimisión si no las lograba.
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