Más de 127.000 mujeres trabajaban en España en el sector de la construcción en 2005, según la última estadística oficial disponible. De ellas, alrededor de 18.000 lo hacían en obras, como técnicas de prevención de riesgos, inspectoras y otras labores especializadas, y cerca de 1.800 como peones, es decir, encargadas de labores de albañilería, pintura, maquinaria ligera y gruistas, entre otras.
Una de ellas, María del Carmen L. M., de 42 años, casada y con un hijo, se convirtió el jueves en la primera víctima mortal en Madrid y tercera en España de un sector, el de la construcción, que acumula 85 muertes en accidente laboral, más de un tercio de los registrados en España en el primer trimestre del año, según la estadística oficial del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
María del Carmen trabajaba en la construcción de un tabique cuando dos borriquetas metálicas que transportaba una grúa se desprendieron y cayeron sobre su cabeza. De nada le sirvió llevar casco, ya que el brutal impacto -las borriquetas pendían a unos quince metros de altura en el momento de caer-, partieron la protección y destrozaron su cabeza con heridas de tal gravedad que le provocaron la muerte horas después.
Más de dos muertos al día
Entre enero y marzo, 227 trabajadores perdieron la vida en accidentes de trabajo y otros 789 sufrieron heridas de gravedad. La construcción, con 85 muertos y 774 heridos graves, ocupa el segundo lugar en la lista, sólo por debajo del sector servicios, que registra 91 muertos y 789 heridos graves en ese periodo.
La incorporación de la mujer al sector de la construcción se ha desarrollado a lo largo de los últimos cinco años, según explicó a ABC Vicente Sánchez, secretario de Salud Laborla y Medio Ambiente de la Federación de Construcción de Comisiones Obreras, fundamentalmente por la demanda de mano de obra originada en el continuo crecimiento del sector.
«Las mujeres ocupan hoy puestos de trabajo en todo tipo de labores, aunque en las canteras, debido a las características que exigen estos puestos, su presencia es muy escasa», señaló Vicente Sánchez, quien añadió que ,«al igual que en la minería, sector en el que podrían contarse con los dedos de una mano las mujeres que trabajan en las explotaciones».
En el proceso de integración, las mujeres han tropezado tradicionalmente con el problema del paternalismo de sus compañeros varones, que se resisten a aceptar que las mujeres realicen tareas basadas en la fuerza física o que impliquen cierto riesgo físico, aunque es un problema que con la creciente presencia de mujeres en las obras tiende a desaparecer.
La participación de mujeres en las obras de construcción es mayor cada año, ya que cada vez más las mujeres con carreras universitarias superiores o medias en el sector, especializadas en prevención de riesgos laborales o aquellas que, a través de cursos, acceden a puestos como gruistas, pintoras, encargas de maquinaria ligera, etcétera.
No hay discriminación salarial
En cuanto a la retribución, Sánchez subrayó la inexistencia de discriminación entre hombres y mujeres que trabajan en el sector de la construcción. «Las retribuciones son exactamente iguales. Todo el mundo que realiza el mismo trabajo cobra lo mismo, sea hombre o mujer, español o inmigrante», señaló. Sin embargo, y según las estadísticas del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, construcción es uno de los sectores en los que la satisfacción de las mujeres por el trabajo que realizan es menor. a una media de 7,4 puntos de satisfacción de los varones, las mujeres se quedan en un 6,9 cuando valoran su trabajo.
Los comentarios están cerrados.