El Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil denunció ayer en el Parlamento Europeo (PE) las malas condiciones y la falta de derechos de los jornaleros que trabajan en las explotaciones brasileñas de cultivos como la caña o la soja destinados a la fabricación de bio-carburantes.
El representante del MST Mateus Trevisan criticó asimismo, la deforestación de la selva amazónica que está causando la expansión de producciones para la obtención de bio-combustibles.
Trevisan participó en una conferencia sobre las implicaciones que tiene para los países del sur el desarrollo de bio-combustibles, como el bio-etanol, productos en los que Brasil tiene el liderazgo mundial.
Según el MST, las parcelas de cultivos para bio-carburante abarcan en Brasil 30 millones de hectáreas, una superficie similar al Reino Unido y Holanda juntos.
Trevisan indicó que en el caso de la caña de azúcar unas 500.000 personas trabajan en la cosecha y frecuentemente "doce horas diarias y sin derechos", obligadas a recolectar diez toneladas cada día, por una remuneración de un euro por tonelada.
Señaló que en 2006 "se agudizaron los conflictos" y que 1.300 personas murieron por accidentes de trabajo durante la recolección de la caña de azúcar.
"Si queremos un desarrollo sostenible de los bio-carburantes agrícolas es necesario cambiar la situación actual", afirmó el representante del MST.
Por su parte, el representante de la organización ecologista Amigos de la Tierra Europa Adrian Bebb añadió que hay informes de la ONU críticos con el actual desarrollo de los bio-carburantes, porque está amenazando la biodiversidad.
La conferencia se celebra en el Parlamento Europeo, después de que en marzo los líderes de la Unión Europera (UE) acordaran fijar un objetivo obligatorio para la utilización de bio-combustible, que ascenderá a un mínimo del 10% del consumo de carburante para el transporte en 2020.
Organizaciones ecologistas recordaron hoy que la UE apoyó que ese índice se consiga "sobre la base de que el bio-carburante" se haya producido de una manera sostenible.
La coalición EU Coherence solicitó que se reduzcan los regímenes de ayuda para los bio-carburantes producidos en la UE con el fin de facilitar el acceso de los obtenidos en países de desarrollo.
Reclamó más inversiones en bio-combustibles de "segunda generación" -con tecnologías más avanzadas y mayor uso de biomasa vegetal-, pues los rendimientos "en empleo e ingresos son más elevados y la presión de la tierra es inferior".
EU Coherence apuntó que la producción de bio-carburantes en países en desarrollo debería centrarse en cultivos no alimentarios para no amenazar el abastecimiento de alimentos básicos.
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