El Observatorio Permanente de la Inmigración, dependiente del Ministerio de Trabajo, hizo ayer público estos datos durante la presentación del informe sobre Inmigración y Mercado de Trabajo en 2007. Para el cálculo de esa cifra, ha restado el número de altas en la Seguridad Social al número de ocupados que surge de la Encuesta de Población Activa (EPA).
A pesar de reconocer que el dato debe ser tomado con reservas, ya que la EPA tan sólo hace estimaciones y que hay muchos inmigrantes que estando en situación legal no son dados de alta en la Seguridad Social, el estudio concluye que 'la comparación entre ambas fuentes es indicativa de que sigue habiendo un buen número de trabajadores extranjeros sometidos a la economía sumergida'.
De hecho, el informe analiza la evolución de los dos indicadores desde el año 2002 y concluye que la diferencia entre la EPA y las afiliaciones a la Seguridad Social es la más alta de los últimos cinco años.
Sin embargo, el autor del informe, Miguel Pajares, indicó que 2007 puede ser el primer año en el que la inmigración legal esté por encima de la ilegal. Esta impresión la justifica con los últimos datos del padrón, que dicen que el número de extranjeros empadronados en 2006 creció en 338.000 personas, una cifra muy baja frente a los 413.000 de 2005 o los 700.000 de 2004.
El informe, que fue presentado por la Secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, dedica un capítulo completo al efecto de la inmigración sobre las oportunidades laborales y los salarios de los españoles. Preguntado por esta cuestión, Pajares apuntó que la conclusión es clara: no ha restado oportunidades, 'sino que las ha aumentado al corregir ajustes y crear nuevos puestos de empleo', y no ha producido una bajada en los salarios de forma individual, 'ya que el grueso del crecimiento del empleo se ha producido en los sectores más bajos y eso ha tirado hacia abajo el salario medio'.
El único sector, según Pajares, que ha producido este descenso en los salarios individuales ha sido el servicio doméstico, 'donde seis de cada diez trabajadores es extranjero y no hay posibilidades de mejora por categorías y salarios'.
El informe hace una fotografía actualizada de la integración de los inmigrantes en el mercado laboral de España. De los 18 millones de personas que están afiliadas a la Seguridad Social, un 9,9% (2 millones) son inmigrantes, con una fuerte presencia de trabajadores ecuatorianos (277.764), marroquíes (273.497) y rumanos (175.817). El crecimiento de estos tres colectivos no ha sido igual, ya que si el número de trabajadores ecuatorianos no creció en 2006, el de marroquíes y rumanos aumentó un 8% y un 10,1%, respectivamente.
Por sectores de ocupación, los inmigrantes copan una gran parte de los empleos de nueva creación en los sectores de la construcción, la hostelería, la agricultura y servicio doméstico.
Las actividades en las que trabajan más inmigrantes son la construcción (376.732), la hostelería (210.801), el empleo doméstico (183.174), el comercio (174.494) y la agricultura (157.912). Según Pajares, el caso más paradigmático es el del servicio doméstico, en el que seis de cada diez trabajadores son extranjeros. En la construcción y la hostelería, uno de cada cuatro empleos de nueva creación es ocupado por un trabajador inmigrantes.
Carlos Molina
Los comentarios están cerrados.